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Ver la Versión Completa Con Imagenes : En la oficina de buses


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
davidmorita
05-06-2014, 15:38:05
Trabajoen un colegio oficial en un municipio a unas tres horas de la ciudad dondevivo, de manera que cada viernes en horas de la tarde salgo rumbo a mi casa yregreso los domingos en la noche. Unviernes del mes pasado salí del trabajo con inmensas ganas de llegar a mi casa,pero sucedió algo que me sacó de la monotonía.

Cuando llegué a eso de las tresde la tarde al punto de venta de los tiquets, la mujer que los expendía me diola noticia que había derrumbe en la carretera como consecuencia de las fuerteslluvias del día y que los despachos de buses estaban suspendidos hasta el díasiguiente y eso si las máquinas lograban despejar en el resto de tarde y en lanoche, el inmenso alud de tierra que había caído sobre la calzada en trespuntos diferentes.

No me desesperé ya que siempreha sido costumbre en mí, desde mis años de seminario, no preocuparme poraquellas situaciones que estaban por fuera de mi esfera de acción, aquellas quese salían de mis manos…

-Doctor… pues aprovecha y nosdamos una bailadita en la noche - me dijo la expendedora de tiquetes.

Yo la miré detenidamente porprimera vez; nunca la había mirado así anteriormente. Ahora me fijé en losdetalles; tenía unos ojos color miel, muy lindos y brillantes, unos labiosdelgados pero muy bien delineados, carita redondita, un poquito cachetoncita,el cabello corto y asido con una cintilla de algodón en la parte de atrás.

Me tomé el atrevimiento y ledije:

-Pontede pie para mirar si me das la estatura para lo de la bailadita… Como ves soyun poco alto y quedaríamos como disparejos.

Me miró pícaramente y me dijo:

-De pie podemos quedar comodices pero horizontalmente lo único que importa es que cuadren y encajen loscentros…

-Pues sí, tienes razón pero…¿es que quieres bailar de pie o acostada?

Alzó su mirada, posó sus ojosfijamente en mí como para darse seguridad; luego se puso de pie, salió de lataquilla y se acercó a mí, me tomó de la mano, se elevó un poco y me dio unbeso pequeño y mordelón en los labios y musitó:

-Con usted, mi doctor, bailocomo quiera y si es en la cama, mucho mejor… usted no imagina las calenturasque me han dado cuando lo veo que viene a comprar sus pasajes. Me hago agua enla entrepierna.

“¡Qué lanzada!”, pensé… pero laverdad está como linda y debe ser un polvorín en plena erupción; aguantahacerle vueltica esta noche…

La tomé de la cintura y laacerqué a mí, la levanté un poco, sus pies quedaron en el aire, ya que sí erade baja estatura como presumía, y le asesté un beso de esos que son con lenguay todo, le examiné su apéndice lingual, su paladar, sus amígdalas, su dentaduray casi llego hasta el esófago; ella me mordía con picardía y con pasión, surespiración se iba haciendo más agitada y su cuerpo temblaba ya que así losentía en mis brazos.

Con ella levantada del suelosentía su pecho agitado; notaba como sus pequeñas tetas se iban endureciendo alroce de mi cuerpo; temblaba y un escalofrío la recorría por el cuerpo. Lasostuve con mi mano derecha y con la izquierda comencé a vagar por su pecho; metími mano por entre la blusa de seda y ¡Oh sorpresa!, la muy guarra no tenía sostén y mismanos llegaron justamente a sus pezones los cuales comencé a masajear…

De un momento a otro ella medijo:

-Cierra la puerta que puedellegar alguien a comprar tiquetes y no quiero que nos vean en estas.

La solté y presuroso corrí acerrar la puerta de acceso a la oficina. Sin perder tiempo le quité la blusa ysus tetas maravillosas quedaron a mi disposición. La recosté en el escritorio ycomencé a mamarle los pequeños senos; me aferré de sus pezones llevándolos a miboca que ya hacía más agua que barco en naufragio; sus pezones comenzaron acrecer y crecer y crecer, se iban poniendo duros, erectos y erguidos. Los miréy tenían cada uno una longitud de unos dos o tres centímetros; parecíanpequeños penes que salían de sus tetas…

Mientras tanto, ella habíaterminado de desabrocharme la camisa y comenzaba a husmear con sus manos en labragueta de mi pantalón… Mi cerebro volaba, había que apresurarse, el tiempocorría incesante y esto iba a ser un polvito de afán pero muy placentero…

Como ella tenía una falditatipo sastre de color marrón, simplemente se la levanté y de un soplo tajo lequité sus diminutas tangas. Sentía como ella había bajado mi cremallera y habíatomado mi pene que estaba a punto de reventar; le pasaba sus manos por elglande haciéndolo crecer más y más; gemía suavemente mientras que su pequeñocuerpo se agitaba en leves convulsiones.

-Tantas veces deseé esto cuandovenías a comprar tu tiquete… todo creído y antipático que ni siquiera memirabas.

-Nunca dijiste nada…

-Ustedes los hombres son unapartida de tontos… todo hay que dárselos picadito para que no se ahoguen.

Ya la conversación se estabahaciendo larga y lo que había que hacer era continuar; ya habría tiempo para reclamos;ahora lo importante era terminar lo que había empezado…

Como ella estaba recostada,casi acostada en el escritorio, simplemente me corrí hacia su rostro para queme diera una buena mamada mientras que con mis dedos le hurgaba las entrañas.

Su cuca era pequeña como todolo de ella, excepto sus pezones… pero de su gruta emergía un clítoris parecidoa las puntas de sus senos. Mis manos comenzaron la danza por su vientre, misdedos se metieron, irrefrenables, en su agujero que estaba más húmedo que rocaa bordo de charco y al pie de una cascada; ella se retorcía de varias manerasmientras con su boca seguía chupando y chupando de mi bombón, quería sacarle sucentro de fruta líquida con la boca…

Yo sentía que estaba a nada devenirme y ella se movía de tal forma que su orgasmo estaba a una millonésima desegundo de hacer su llegada triunfal.

Llegamos a tal punto decompenetración que lo que seguía sería la penetración. La tome entre mis brazosy la puse de frente con las piernas abiertas. No sé donde recostó su cabeza nime importaba. Alcé sus pies con mis manos abriéndola mucho más. Su chocha hizocomo un pez al abrir su boca y mi pene que estaba justo al frente se arrimó.Abrí sus pies y su pecera se abrió simultánea, entonces le introduje suavementela punta del tolete que ya lo tenía en su máxima etapa de crecimiento ygoteando.

-Ahhhhhhh, justo como me loimaginé muchas veces aquí sentada en mi escritorio cada vez que venías…

Solo atiné a mirarla; era tantay tan densa la emoción que había en el ambiente que podía partirse en rodajas,con un cuchillo, sentía que la oficina de tiquetes ardía como zarza en eldesierto… Mientras que mi pene penetraba victorioso y erguido en su vagina, conmis dedos, índice y medio, comencé a masturbar su clítoris. Digo masturbarporque lo hacía como si fuera un pequeño pene al cual despojaba de su capuchóncon mis dedos los cuales subía y bajaba por su pequeño pero erecto tallo. Eracomo si esta mujer tuviera dos órganos sexuales. ¡Hasta podría metérmelo en elculo si yo quisiera, lo tiene duro!… Aparté ese pensamiento de mí y seguíconcentrado en clavarla a gusto…

Yo había comenzado con unbombeo suave que fue tomando velocidad al paso que las caderas de mi gordita sebatían como licuadora a la máxima velocidad… ¡Creo que no aguantaré mucho esteritmo endemoniado!, pensé. ¡Qué vieja pa´moverlo rico!

-Dalemi doctor… dale, dale, dale… Ay,que rico

Yo ni abría los ojos tratandode aguantar un poco más. Agarraba mi pene de la raíz y lo apretaba; intentabafrenarla un poco pero tiene más frenos un avión en picada. Cada vez se hacíamás cercano el momento del estallido, un nuevo big bang se avecinaba y yaera imposible impedirlo… A esta mujer le entraba más que a una vaca de paraabajo… Chiquita pero profunda ya que mi pene se iba hasta la cacha…

-Mételo, mételo, mételo…

El mío no es el más grande perotampoco es pequeño… me han dicho que es un poco más que el promedio y estavieja quería más y más y ¡De donde por Dios! si ya lo tenía acomodado hasta laempuñadura…

De todas maneras seguíagolpeando con mi vientre, su cripta; le acomodé dos dedos más al lado de miverdugo y así, tanto las sensaciones de ella como las mías, aumentaban,mientras que con la otra mano le seguía masturbando ardorosamente el clítoris.De pronto…

-Me vengo, me vengo, me vengo,me vengo, me vengooooooooooooo…

Y junto con ella, yo me vine…el chorro era interminable, eyaculé todo el semen acumulado en dos semanas deabstinencia sexual en los cuales ni una pajita me había hecho siquiera… miré supequeño clítoris y lo observaba completamente húmedo y mojado… Había tenidoorgasmo vaginal y clitoridal… Vaya sensación la que sentía…

De un momento a otro y sinsacarlo porque ella me tenía abarcada la cintura con sus piernas, sentí queella se orinaba; su líquido amarillento mojaba mi pene, mis testículos, mispiernas, mi bóxer negro que estaba en los tobillos; ¡Qué bueno que preví quitarmeel pantalón!, pensé. Dejé que el orín corriera libremente haciendo un charco enel piso de concreto.

-Se hizo realidad mi sueño conusted mi doctor, dijo ella mientras comenzaba a aflojar sus piernas de micintura – Nunca me había mojado tanto, pero es que quien no, con esa maravillade bastón que tienes…

- Gracias, atiné a decir convoz aún agitada.

Terminé de separarmede ella, me dirigí al pequeño baño, como no había ducha me di una enjuagada enel lavabo, me quité el bóxer que estaba empapado y me puse el pantalón. ¡Tocómontar a pelo hasta llegar al cuarto !… salí y me despedí de ella con la promesa que en lanoche bailaríamos un poco pero mi intención era otra muy distinta… esta vez labailadita sería en una habitación inventando juegos para ese clítoris y esospezones maravillosos.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Lord Mago
12-09-2014, 01:08:11
Buen relato... Por cierto, eso fue en la terminal de transportes de Buenaventura??? Jajaja

davidmorita
06-10-2014, 16:34:38
Buen relato... Por cierto, eso fue en la terminal de transportes de Buenaventura??? Jajaja

Jajajajaaja, no Mago, en el Valle, pero no en el bello puerto de Mar...