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23-12-2018, 12:32:18
Los mismos con las mismas. Las fuerzas de cenbtro, encabezadas por los ideales liberales, debemos poder enderezar el país.

Balance provisional del 2018

El país sigue avanzando en medio del desorden y la corrupción de la política y el Estado.

Por: Guillermo Perry 23 de diciembre 2018 , 12:12 a.m.

Lo más positivo del 2018 fue que el acuerdo de terminación del conflicto armado con las Farc sobrevivió al cambio de gobierno, a pesar de que en la elección presidencial triunfó la coalición del ‘No’. Esta era la mayor inquietud que despertaba el gobierno Duque, y hay que abonarle al Presidente el pragmatismo y ánimo constructivo con que ha procedido en esta materia.

El posconflicto no ha sido un lecho de rosas. La falta de planeación y la improvisación del gobierno Santos resultaron muy costosas, y se han ido corrigiendo con lentitud. Debido a ello, muchas áreas que estaban en poder de las Farc hoy están asoladas por nuevas bandas criminales: el cartel de Sinaloa, el ‘clan del Golfo’, las ‘bacrim’, el Eln, los ‘disidentes’ de las Farc. Aun así, es justo celebrar un nuevo año con cifras históricamente bajas de ataques a la población civil, de explosiones de minas antipersonales, de secuestros y reclutamiento forzado, aunque los homicidios volvieron a aumentar en 8 %.

El lunar negro continúa siendo el trío nefasto de la política, la justicia y la corrupción.

En lo político, hay un hecho positivo: se ha reducido la extrema polarización que tanto daño hizo en la última década. Eso también hay que abonárselo a Duque. Pero ese hecho ha quedado opacado por tres pésimas noticias.

Primera, los partidos tradicionales (liberal y conservador) y esos dos engendros que surgieron del auge de la ‘mermelada’ (el partido de ‘la U’ y Cambio Radical) continúan con su vocación suicida. Se niegan a reformarse e insisten en distanciarse de la opinión ciudadana. Tuvieron otra oportunidad con el proyecto de reforma política promovido por Duque, y se negaron una vez más a cambiar ese Consejo Nacional Electoral de bolsillo que no ve, no investiga y no sanciona, y a adoptar las listas cerradas para terminar con las micro-empresas electorales que están detrás del círculo vicioso de la corrupción en la política y la contratación pública. Segunda, el partido de gobierno, el Centro Democrático, está dedicado al populismo de derecha y a sabotear a Duque. Tercera, la oposición está enredada en una posición simplemente destructiva, y le pesa su rabo de paja: el saqueo del Polo a Bogotá, el desdén por la legalidad de Petro y sus actitudes mafiosas reveladas en el último video.

¡Qué falta que hace el centro! ¿Dónde están Fajardo, los Galán y De la Calle?

La justicia también se niega a reformarse. Volvió a triunfar el ‘lobby’ de las roscas enquistadas en las altas cortes, y se hundió sin pena ni gloria el proyecto de reforma del gobierno Duque, como les sucedió a los de sus antecesores. Del ímpetu que mostraban las ‘ías’ está quedando poco, después del colapso de la credibilidad del fiscal Martínez por los audios de Pizano y su propia actitud intimidatoria en el debate en el Congreso. Algunos fallos recientes de los tribunales podrían ocasionar un enorme daño a nuestro Estado de derecho y nuestra economía si no son revisados con prontitud por el Consejo de Estado.

En medio de esas aguas turbulentas, nuestra economía hace esfuerzos desesperados por recuperarse del golpe que sufrió en el 2014. Logró crecer un 2,8 % en el 2018, algo por encima del promedio de América Latina, y aspira a entre 3,2 y 3,5 % en el 2019 si no la descarrila la incertidumbre ocasionada por el ambiente externo y el Frankenstein de la ley de desfinanciamiento.

Para terminar con una nota positiva, hay que celebrar los éxitos de muchas de nuestras organizaciones de la sociedad civil, de una que otra empresa innovadora, de nuestros artistas y deportistas, de algunos ministros y funcionarios y de muchos ciudadanos de a pie. Porque no debemos pasar por alto que hay un país civil dinámico que sigue avanzando en medio de la desesperanza que la política y los poderes del Estado parecen empeñados en difundir.

¡Feliz Navidad y un mejor Año Nuevo!

GUILLERMO PERRY

Fuente: El Tiempo