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Predeterminado Respuesta: Este mundo es satánico, y tu Espíritu está encadenado en este infierno. [Gnosis Primordia





Sostienen los Gnósticos que el mito bíblico de la creación puede ser interpretado de la siguiente manera: el satanás creador del mundo aprisionó a Adán y a Eva en su mundo de miseria, y Lucifer, tomando la forma de una serpiente, les ofreció el fruto prohibido de la Gnosis salvadora y les demostró que el creador les engañaba. Efectivamente, el creador había dicho al hombre: “…del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás, porque en el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Por su lado, dijo la Serpiente: “Morir, no moriréis; antes bien, sabe Dios que en el día que comiereis de él, vuestros ojos se abrirán, y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”. Continúa la biblia: “Y se abrieron los ojos de ambos”. No dice “murieron ambos”, dice “se abrieron los ojos de ambos”, tal como lo había anunciado la Serpiente. Más adelante, dice el creador: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de Nosotros, conociendo el bien y el mal”. El creador mintió, dijo que el hombre moriría si comía el fruto, y el hombre no murió. La Serpiente dijo la verdad. El creador mismo termina dándole la razón. Precisamente, los Gnósticos adjudican al demiurgo las características de mentiroso, además de plagiador. Para ellos, la creación entera es un intento fallido del demiurgo de imitar al mundo incognoscible. Asi*mismo, sostienen que la misma biblia es un plagio completo, basado en escritos anteriores de Babilonia y Egipto, principalmente.

Esta Serpiente Lucifer es el liberador del hombre y del mundo, según la Gnosis. Es la sabiduría, la Gnosis liberadora que despierta y salva al hombre. Por supuesto que este Enviado del Dios Incognoscible, Lucifer, es un opositor y un enemigo del creador del mundo.

CAIN, EL INMORTAL





Todos conocemos lo que ocurrió después de la “caída” del hombre, según el Génesis. Adán y Eva fueron expulsados del paraíso y tuvieron hijos. Primero Caín y luego Abel. Todos sabemos que “Dios no aceptaba los sacrificios que le dedicaba Caín y sí aceptaba los de Abel”. Entonces Caín, lleno de celos, se abalanzó sobre su hermano y lo mató. Todos sabemos eso, siempre hemos pensado “que malo que es Caín”, “mató al hermano, que horrible”. Caín era el malo y Abel era el bueno, esa es la interpretación que nos llega por el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. Incluso San Agustín, cuando nos da su interpretación del mito de Caín y Abel, equipara a Caín con los judíos y a Abel con Cristo. Dice San Agustín que los judíos mataron a Cristo así como Caín mató a Abel. San Agustín, como la mayoría, continúa la tradición de que Abel era el bueno y Caín el malo.


Está muy claro en la biblia, Caín es castigado por Dios, es desterrado. Esto es visto como algo lógico y normal: Caín es el malo y Abel el bueno. La interpretación Gnóstica es totalmente distinta, ahora la vamos a ver.


En primer lugar, la Gnosis sostiene que Caín no fue hijo de Adán, que Eva engendró a su primer hijo, Caín, con la Serpiente, con Lucifer. La Serpiente Lucifer fecundó a Eva con su aliento. Ó sea que Caín no fue un niño totalmente humano, nacido de la carne. Tuvo algo Espiritual muy grande, porque su padre era Lucifer, proveniente del mundo incognoscible del Espíritu.


Por el contrario, Abel fue hijo de Adán y Eva, o sea que Abel sí fue un hijo de la carne.


Tenemos ahora una primera diferencia entre ambos hermanos: Caín es superior a Abel. Caín es hijo de Eva y de Lucifer, la Serpiente iniciadora del Edén. Caín es hijo del Espíritu y la carne. Abel, por el contrario, es hijo solamente de la carne. Eso en primer lugar, ahora tenemos que Caín no es alguien malo, es alguien superior, es alguien importante, mucho más que Abel.


En segundo lugar, tanto Caín como Abel realizan sacrificios al dios creador para complacerlo, ofrendándole cosas que le agradan a él. Caín le sacrifica elementos vegetales y Abel animales, corderos por ejemplo. Según la biblia, esto último es lo que más agrada al creador: la sangre del animal muerto y el olor a carne quemada del cadáver. Al creador, dice la biblia, le gustaban los sacrificios que le dedicaba Abel y no los de Caín. Pareciera que Caín no sentía muchos deseos de complacer al creador, pues le ofrecía unas pocas semillas sin mucha devoción, como si no estuviera realmente convencido de la conveniencia de realizar sacrificios. Lógicamente, los sacrificios de Abel eran aceptados por el creador y los de Caín no. Caín sentía rechazo por los sacrificios dedicados al creador, por su origen, porque era hijo de Lucifer, porque poseía en su interior la chispa divina del Ángel de la Luz. Por eso no realizaba bien los sacrificios al creador, le repugnaba hacerlo, pues él no pertenecía a este mundo creado. Abel en cambio, quien no era de naturaleza Espiritual sino animal, realizaba bien los sacrificios, los que sí eran del agrado del creador.


Una antigua leyenda nos relata lo que dijo en un momento Abel a su hermano Caín: “Mi sacrificio, mi ofrenda fue aceptada por Dios porque yo le amo, tu ofrenda en cambio fue rechazada porque tu le odias”. Ahora está todo bien claro, ¡cómo no va a odiar al creador si es un hijo del Espíritu, si su naturaleza es Espiritual! Ahí está bien claro. Todas estas leyendas y mitos que rodean al Génesis nos dicen muchas cosas. A través de ellos caemos en cuenta que mucha información nos ha sido tergiversada y ocultada.




LOS PLANES DEL DIOS CREADOR






Según los Gnósticos, el dios creador tiene muchos planes, que unidos constituyen su Gran Plan, para eso ha creado el universo y al hombre. Para alcanzar sus objetivos está llevando adelante un experimento evolucionario en el que intervienen el cuerpo, el alma y el Espíritu del hombre. Va ensayando, va probando, y si tiene éxito extenderá ese modelo a todo su universo creado. De lo contrario deberá anular este proyecto y comenzar todo de nuevo, como tantas veces lo ha hecho, para volver a ensayar otra cosa. Es que nunca podrá lograr una copia perfecta de lo que imagina es el mundo incognoscible, al que trata en vano de imitar.


Indudablemente, en este último experimento ha obtenido un logro que, aunque imperfecto, tiene su importancia. Después de millones de años de ensayos infructuosos, en unos pocos miles de años ha dado un paso notable en la evolución de su máxima obra: el hombre. Después de millones de años de estancamiento evolutivo en que el homínido humano vivió como un animal más, en los últimos 30.000 años avanzó más que en toda su historia. Los Gnósticos adjudican esta mutación o “creación”, este gran salto evolutivo, a la utilización de Espíritus de gran pureza, provenientes del mundo increado.


El dios creador ha modelado un cuerpo de barro y con su soplo lo ha dotado de un elemento anímico, el alma. A ese alma, a ese soplo del creador, le ha adosado un Espíritu, el cual ha sido atraído mediante engaños y encarcelado contra su voluntad en ese engendro satánico de barro y aliento: el cuerpo y el alma del hombre. ¡Es la energía divina del Espíritu prisionero lo que impulsó e impulsa la evolución del animal-hombre!


¿Y para qué quiere el creador que este ser evolucione? Para que se transforme paulatinamente en él. Para eso ha elaborado sus mandamientos. Él quiere que el hombre se transforme en él, que se haga igual a él, al creador. El cuerpo y el alma estarían muy gozosos de que así ocurriera, porque son parte de él, pero no así el Espíritu. El Espíritu tiene otro origen y otro destino.


MUERTE Y REENCARNACION





En todo este proceso evolutivo que el dios creador ha ideado y está propulsando, tiene mucha importancia la muerte y la reencarnación de los seres humanos. Cuando un ser humano muere, muerto ya el cuerpo físico, el alma es separada del cuerpo llevando consigo al Espíritu encadenado, pues el Espíritu está encadenado al alma y no al cuerpo. Está unido al cuerpo a través del alma.


Después de la muerte física, el alma se retira llevando consigo a ese Espíritu. Lleva ese Espíritu a otros planos y allí continúa siendo castigada. Para los Gnósticos este mundo es el infierno, está lleno de castigos y sufrimientos desde el nacimiento hasta la muerte. Pero después de la muerte el sufrimiento continúa, e incluso puede hacerse más intenso todavía. Es castigada el alma por todas las conductas que ha tenido aquí en la Tierra , mientras estaba en el cuerpo físico. El sufrimiento continúa. El alma es golpeada, castigada, “limpiada” dicen algunos, hasta que es trasladada a un nuevo cuerpo para continuar sufriendo. Nadie se salva del infierno, ni siquiera con la muerte. Cuando el alma se ha separado del cuerpo sigue sufriendo, y a veces más que antes. Continúan los apaleamientos y castigos.

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Hemos dicho que del sufrimiento no se salva nadie. Ni aún suicidándose es posible escapar de los castigos con que el satanás creador amonesta a sus criaturas. Cuerpos y almas pertenecen al creador durante toda su vida y después de su muerte también. La única solución está en la liberación del Espíritu. Es esta la tarea más difícil e importante que puede acometer un hombre medianamente despierto.


Decíamos que el creador necesita que los hombres permanezcan dormidos para concretar su plan. Por lo tanto, cualquier hombre o libro que procure despertar y liberar a los Espíritus deberá ser eliminado. Por eso todo este saber, esta Gnosis, ha sido tan perseguido y acallado.


El demiurgo necesita que los hombres no despierten, para conducirlos como sonámbulos, a través de sucesivas reencarnaciones, a ese punto culminante de la evolución en que, cansados de tanto sufrimiento aceptan renunciar a su Yo Divino, a su Espíritu Eterno, para disolverse en su creador.




MANVANTARAS Y PRALAYAS





A la pregunta de si la creación es eterna o va a desaparecer alguna vez, la Gnosis tiene una respuesta: todo lo que ha sido creado habrá de desaparecer. El demiurgo crea universos y luego de un lapso los destruye. Los rabinos dicen: “El Señor, bendito sea, crea mundos y los destruye”. En las enseñanzas de Shankara encontramos: “Como las burbujas en el agua, así los mundos nacen, existen y se disuelven en el Señor Supremo” (Atmabodha, . A esto los hinduistas lo llaman “respiraciones de Brahma”. Brahma es el dios creador de los hindúes. Es otro de los nombres del demiurgo.

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En India llaman manvantaras a los ciclos de creación y pralayas a los de destrucción.


LA GRAN CONSPIRACION





En todas las épocas, las instituciones religiosas y políticas del demiurgo en la Tierra han conspirado deliberadamente para eliminar, o al menos tergiversar, la visión Gnóstica allí donde aparezca. Se prohíbe o deforma todo pensamiento detrás del cual pueda hallarse algún vestigio de Gnosis Primordial. Así de peligroso es el conocimiento Gnóstico para los planes del demiurgo. El ocultamiento de la Verdad forma parte del plan orquestado para que los hombres no puedan despertar y menos rebelarse. Se trata que los seres humanos permanezcan confundidos, engañados y adormecidos, para que nunca lleguen a advertir quiénes son realmente y en qué situación se encuentran. Se procura que nunca conozcan la verdad de lo que ha ocurrido, ni en qué consiste su presente, ni cuál será su futuro. Se pretende que ningún hombre pueda jamás conocer las respuestas correctas a las tres preguntas fundamentales: ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué debo hacer?


Pero la Verdad nunca desaparece. Perseguida y ocultada siempre pugnará por salir a la luz. Lo peor que puede hacerse con la Verdad es prohibirla. Se producirá el efecto contrario: resurgirá con mayor fuerza y violencia.


¿Qué es lo primero que habría que ocultar?


En primer lugar, sería necesario eliminar la idea de que más allá del demiurgo ineficiente hay otro Dios, superior a él e infinitamente perfecto.


Para poder oscurecer esta parte de la Verdad Gnóstica se ha inventado la idea de que el dios creador y el Dios Incognoscible son la misma cosa, que juntos forman el único dios que existe: el demiurgo, creador del cielo y de la tierra.


En los comienzos del cristianismo, el gran maestro Gnóstico Marción lo dijo bien claro: “el dios del antiguo testamento no es el Dios del nuevo testamento. Son dos dioses diferentes. El primero es un dios que aplica la ley y castiga, mientras que el otro es un Dios de amor que siempre perdona. Ambos son inconciliables”.


¿Qué puede hacerse para ocultar esta afirmación? Fue Origenes a quien se le ocurrió la brillante idea: “No existen dos dioses diferentes, uno justo y el otro bueno. Es el mismo Dios, y es justo y es bueno”. Esta fue la manera en que el demiurgo vino a ser bueno y perfecto.


En segundo lugar, ha quedado eliminado también, de esta forma, la diferencia entre el mundo incognoscible y el mundo creado. Todo aquel que se refiera a la existencia de los dos reinos irreconciliables, será tachado despectivamente de “dualista”, como si describir la realidad tal cual es fuera algo malo. Los conspiradores redujeron todo a un solo reino: el reino del demiurgo.




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En cuarto lugar, así surgió la ocurrencia brillante de esta conspiración: a alguien se le ocurrió que lo más apropiado sería divulgar que ese satanás maligno no es otro que Lucifer. De esta manera, no solo el demiurgo fue “limpiado” de su naturaleza satánica, sino que fue absolutamente distorsionada la figura de Lucifer. El Ángel de Luz, enviado por el Dios Incognoscible para salvar a los hombres, vendría a transformarse en un monstruo cuya función es la de mantenerlos esclavizados. Genial ocurrencia de los representantes del demiurgo en la Tierra y oportuna venganza contra Lucifer, el enemigo eterno del satanás verdadero.

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Tenemos entonces un creador perfecto y bueno que realizó una obra buena y perfecta. Toda su creación, la materia, el tiempo, el hombre, eran buenos. El paraíso era un lugar perfecto y el hombre vivía felíz allí. Todo esto cayó y se degradó por culpa de la desobediencia del hombre.


Afirmar que el hombre tiene la culpa del “pecado original” y de la “caída”, ha sido una de las más burdas ocurrencias concebidas en contra del Espíritu y del Dios Verda*dero. ¡Se lo ha responsabilizado al hombre por la ineptitud del creador y las deficiencias de su obra!

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Hay personas medianamente despiertas que, temerosas de pasar su vida durmiendo, buscan desesperadamente una salida en el laberinto en que están inmersas. Por desgracia, la mayoría ignora que las opciones que aparecen ante sus ojos son la misma cosa, sólo que con ropajes diferentes. El objetivo de todo esto es que nunca puedan encontrar la salida, que nunca puedan darse cuenta que las religiones, como los partidos políticos, son la misma cosa con diferentes rostros, todas bajo el control del demiurgo.


El Dalai Lama dijo hace unos años que no debería haber una sola religión, sino un “supermercado de religiones”. Es esta la mejor manera de hacer que los hombres crean que están rodeados de una diversidad de opciones diferentes, y que cuando eligen obtienen algo que es distinto al resto.


La finalidad de estas religiones es mantener al hombre adormecido, conduciéndolo a ciegas hacia el matadero final: su fusión con el demiurgo.

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