Casi ninguna empresa, y en especial las pequeñas, les gusta contratar mujeres en estado de embarazo, lo cual parece ser discriminatorio, algo que está prohibido por la constitución según dicen algunos.
El caso es que a los empresarios no les gusta contratar a una mujer embarazada porque si lo hacen, deberán pagar de su bolsillo la licencia de maternidad.
La ley laboral es clara en manifestar que las EPS pagarán la licencia de maternidad siempre que durante todo el tiempo de gestación, la madre o empresa hayan cotizado.
Al contratar a una mujer que ya está en estado de embarazo, significa que será imposible cotizar a la EPS durante toda la gestación. Este hecho claro está, no exime al empresario de afiliar a una EPS a su empleada, pero así la afilie [debe hacerlo], la EPS no le pagará la licencia.
Si la EPS por el no cumplimiento de los requisitos de ley no paga la licencia de maternidad, le corresponde al empresario pagarla, lo cual naturalmente no es del agrado de la mayoría de empresas.
A ningún empresario le hace gracia contratar a una mujer que a los tres o cuatro meses da a luz un bebé y luego debe pagarle tres meses de sueldo a es empleada sin que ella trabaje, por lo que prefieren no contratar a una mujer en estas condiciones.
Esto es una razón más para planear los embarazos, puesto que un embarazo puede hacer que una mujer no pueda acceder al mercado laboral, y aunque es ilegal, poco se pueda hacer frente a esa realidad discriminatoria.
Una solución puede ser que la madre cuanto esté desempleada, cotice como independiente; de esta forma la EPS le pagará la licencia de maternidad aun cuando sólo haya estado vinculada con la empresa durante los últimos meses del embarazo, ya que la ley lo que exige para que la EPS reconozca la licencia, no es antigüedad laboral sino antigüedad en la afiliación o cotización al sistema de seguridad social.