Denunciante Dorado
 |  (Con Video)La estupidez del Harlem Shake: Los Mayas tenían razón
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 | La verdad no sé que opinar...sobre este asunto...creo que no todo en la vida tiene una explicación temprana...ni tampoco tenga porqué tener una razón concreta...otra cosa es que cause algún daño real...
Quizás en el Foro los compas con su opinión ayuden a comprender esto del Harlem Shake
A veces hablar de poder publico y de Derecho, que es organización de la vida social, nos lleva a alejarnos de la realidad. Y por eso, en ocasiones hay que dejar aparcados los libros, las normas y las sentencias para bajar de la torre jurídica de marfil y ver el tumulto de la calle. Y desde allí arriba, escudriñando el zoco ciudadano, podría verse a los ciudadanos buscando trabajo, otros manifestándose contra los bancos, los políticos acusándose de corrupción, jóvenes estudiando sin esperanza… y un tumulto llamativo… ¡el Harlem Shake!
Pues bien, la moda del Harlem Shake (Movimiento Harlem), que consiste en ejecutar un ritual tribal de unos treinta segundos al compás de música repetitiva y plasmarlo en un video se ha convertido en un fenómeno de masas. El video se inicia con un sujeto disfrazado, enmascarado o con casco que llega donde otro grupo de personas trabaja, pasea o se distrae. Súbitamente se oye el grito «Con los terroristas» (?), pronunciado con voz de acento latino, y el protagonista comienza a efectuar movimientos rítmicos con la pelvis y los brazos, de manera que tras unos quince segundos, todos se suman al frenesí, con ruido y danza descontrolada.
Este “complejo” guión ha obtenido acogida universal. Miles de videos, de seguidores, todo un fenómeno social y mediático, internet rendida a sus pies (40.000 videos en Youtube, 200 millones de visitas,etc), los noticieros informando, los políticos mostrándose cómplices de tal práctica como ejercicio de popularidad,etc.
Aquí tengo que confesar mi perplejidad. No voy de listo por la vida, ni presumo de acudir a conciertos de jazz, ni saco en conversaciones el Ulisses de Joyce (que abandoné sin entender), ni soy un meapilas que solo piense en el “ora et labora”. No. Tampoco creo que todos los niños y jóvenes deberían ser expertos en ajedrez. Sencillamente creo que estoy en un punto de madurez en que tengo derecho a opinar y derecho a equivocarme, pero sobre todo, derecho a no quedarme callado ante el traje nuevo del emperador, según el cuento de Andersen.
Recordemos que el emperador encargó a dos truhanes un traje invisible y estos así lo hicieron con el oro que le facilitó el monarca, y le vistieron con él (o sea, iba sin ningún traje); sin embargo, la advertencia de que los tontos no lo verían, llevó a que nadie se atrevía a delatar la evidencia y decir algo tan sencillo como que ¡ el Rey iba desnudo!.
1. Reunirse y sincronizar actuaciones para captar adhesiones no es nuevo.
El movimiento Indignados tenía sentido como expresión de una inquietud previa y respuesta airada de una multitud que quería cambiar una situación.
Las huelgas pretenden forzar unas reivindicaciones cuando está en juego el salario o el trabajo.
Las manifestaciones suelen responder a inquietudes de valores culturales, sociales o políticos, como la lava volcánica que aflora desde un interior incandescente de furia o angustia.
Las campañas masivas en la calle o desde medios de comunicación, con símbolos (pulseritas, insignias, símbolos,etc) suelen perseguir objetivos concretos para la humanidad o para un colectivo o necesidad humanitaria (medioambiente, salud, asistencia social,etc).
2. Me gustan las charangas, las romerías y los festejos o las libaciones en camaradería. Incluso las pantomimas tienen su punto gracioso y resulta espléndido ser capaz de mostrar el lado humorístico de cosas serias, como el final de la película de La Vida de Brian, donde los crucificados corean “Always look on the bright side of life” (“Mira siempre el lado brillante de la vida”). Confieso que me parecía estupendo lo de la Macarena, y que me sorprendió el fenómeno del ‘Gangnam style’ pero esto del Harlem Shake eleva la estupidez colectiva a categoría. Su fuerza exponencial resulta alarmante.
Primero veamos un ejemplo del fenómeno, si el lector afortunadamente no está entre los devotos.
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