 Denunciante Leyenda
 |  Sacrificio y Valor de un Soldado
Calificación: de
5,00
 |  Día a día la labor del Soldado es constante, valerosa y arriesgada, la muerte puede llegar en el momento menos esperado, esa experiencia tocó las puertas de mi vida, cuando en el cumplimiento de una operación una bala hizo impacto en mi cuerpo.
El 21 de julio de 2012, el Grupo Exde del Batallón de Artillería N 18 General José María Mantilla, tuvimos que movilizarnos de madrugada al municipio de Puerto Jordán, a unos 78 kilómetros de la ciudad de Arauca.
La salida de los primeros rayos de sol avecinaba una misión más y predecía un día con muchas cosas positivas por ocurrir, en ese momento pensaba en mi familia, mi mamá, mi papá y mis hermanas, quienes me apoyaron para ingresar al Ejército.
Recuerdo que después de prestar el servicio militar, me incorporé a la Escuela de Soldados Profesionales en Nilo, Cundinamarca, donde durante cuatro meses tuve un duro rentrenamiento, y mi apoyo moral fueron mis seres queridos que me visitaban los fines de semana.
A las siete de la noche del día anterior, me avisaron que tenía que ir a una operación por la mañana, pero no sabía en donde era, sin embargo, siempre estoy listo para cualquier misión, así que cuando el reloj marcó las 4:00 a.m. ya me encontraba en pie, preparado para una jornada más.
J
unto a otros cuatro compañeros nos encaminamos a registrar un campo minado, y por supuesto, a mí lado no podía faltar Pini, mi fiel compañera canina, que ha estado conmigo en varias acciones, es una perra muy inteligente, enérgica y cariñosa.
Tal y como decía la información suministrada por los mismos habitantes de Puerto Jordán, a las afueras de este municipio había una torre de comunicaciones rodeada de minas, allí se encontraba izada la bandera del grupo armado ilegal que presuntamente había puesto los explosivos.
Ya eran cerca de las ocho de la mañana, el dispositivo de seguridad estaba listo para que nosotros, el Grupo Exde, ingresáramos a verificar la zona. Se empezó a realizar el procedimiento ordenado para estas situaciones. Llegó el momento de entrar en acción, registré el área, no vi peligro alguno, luego procedimos a mandar a los perros, a los cuatro primeros intentos no se detectó nada, solo faltaba Pini, que con su agudo olfato logró hallar los explosivos.
Pero ese parte de victoria se vio interrumpido por unas ráfagas de fusil que rompieron el silencio, no sabía de donde me estaban disparando, inmediatamente corrí hacia un lado, y sentí un dolor intenso al lado del abdomen, una bala me había impactado...
Seguí corriendo en medio del hostigamiento para buscar una zona segura, ya casi no daba más, pero por último encontré refugio, mientras tanto los encargados de la seguridad repelían el ataque, los minutos transcurrían y yo me sentía muy mal, estaba temblando, en ese instante, para mi fortuna llegaron los enfermeros de combate para auxiliarme y llevarme al batallón donde me evacuó un helicóptero.
Finalmente la misión fue cumplida, Pini encontró los explosivos, que más tarde fueron destruidos de manera controlada por el Exde, los bandidos fueron desplazados de la zona y yo me pude recuperar de las heridas.
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