Como cliente habitual de estos servicios siento un gran respeto y admiración hacia muchas de las mujeres que se dedican a esta profesión y creo que la sociedad estigmatiza esto en exceso. Personalmente he sentido mucha más química con las mujeres que prestan estos servicios que con otras que se dedican a algo más, a mi parecer mal llamado, normal. Creo que es debido a que ellas, por la naturaleza de su trabajo, son menos inhibidas a la hora de hablar o interactuar con temas picantes. Reconozco que el género femenino me intimida, lo que me ha convertido en un hombre tímido e inseguro hacia las mujeres, dificultándome mucho conseguir una pareja estable, por lo que para satisfacer mis instintos, recurro a este negocio. Por lo mismo es imposible para mí hablar de estos temas con mujeres con otros tipos de trabajo. Siempre he querido con entablar una amistad con alguna mujer que se dedique a esto, pero debido a la estigmatización, este negocio se vuelve anónimo, oscuro y/o peligroso. Por lo que se marcan muchas prevenciones de ambas partes para protegerse. En conclusión es un negocio que me parece normal, estoy de acuerdo con este tipo de cosas, y cualquier mujer de esta profesión merece el mismo respeto y el mismo reconocimiento que cualquier otra, y jamás se le debe tratar como menos o creerse con el derecho de tratarla mal por esta naturaleza, eso debería ser inconcebible.