Si alguien repara en el estatuto orgánico de Bogotá en el apartado que habla de revocatorias se dará cuenta que es un proceso bastante diendisos y poco aplicable a la hora de la verdad. Son dos meses de recolección de firmas, otro mes de revisión, seres meses mientras se alistan las elecciones, ya han pasado 9-10 meses y ni si quiera se ha dado la votación. Digamos que la votación es en enero del próximo año, en caso de que Petro perdiera lo revocan faltando poco más de seis meses para que termine su mandato. Si no lo revocan se ha gastado una cantidad considerable de dinero en el montaje de esas dichosas elecciones, Petro se ha convertido en un caudillo con aspiraciones más serias, la alcaldía no ha gobernado por dedicarse a defenderse, y Miguel Gómez asegura dar el salto de cámara a Senado.

La revocatoria no es la respuesta solo hay dos claros ganadores con ella: Gómez que aseguraría su elección en el congreso. Y Petro que se convertiría en una especie de nuevo Gaitan perseguido por la clase dirigente, el caudillo del pueblo en todo el sentido de la palabra.
Ellos dos ganan y la ciudad pierda, pierde recursos en el montaje de las elecciones, y pierde a la alcaldía que se dedicara más a defenderse que a administrar (recuerden a Samper).

La respuesta para Petro es critica constructiva a través de organismo como Concejo, Defensoria del pueblo y Personería. Además esta la alta consejería para Bogotá. A un hombre arrogante y soberbio no se le debe atacar de forma directa, sino suavizarle las armas para poder entrar a un concertación con el.