División en el gabinete del alcalde Petro por basuras
Por: REDACCIÓN BOGOTÁ



Bogotá recurrió al alquiler de 160 equipos usados para aseo y 25 de los importados cumplen 10 días en el muelle de Cartagena. Yomaira Grandett / EL TIEMPO Foto:
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Pedido del Secretario de Salud para que renuncie gerente del Acueducto evidencia nuevas fisuras.

Los tropiezos que tuvo el arranque del nuevo esquema de aseo dispuesto por el alcalde Gustavo Petro, que provocó la inundación de basuras en la ciudad durante tres días, no solo le costó esta semana la cabeza al gerente de la Empresa Aguas de Bogotá, Mario Álvarez.
La crisis también ha creado un cisma en el gabinete distrital que tuvo su punto máximo con la inusual exigencia del secretario de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, de pedirle públicamente al gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, Diego Bravo, la renuncia por el caos generado.
Un malestar que, además, es compartido por otros altos funcionarios del despacho, que consideran que Bravo “engañó” al Alcalde al asegurarle que “todo el esquema estaba listo para arrancar perfectamente, cuando no era verdad”, dijo uno de ellos.
Según estableció EL TIEMPO, desde junio Bravo tenía la misión de sacar adelante el nuevo esquema de recolección, al quedar el Acueducto como operador de aseo. Desde entonces, Petro les insistió a los funcionarios que era clave asegurar una buena flota de vehículos para iniciar el revolucionario modelo de aseo, con la bandera del reciclaje y la inclusión de los recicladores.
En julio, el Alcalde dio la orden a Bravo de comprar flota nueva para la recolección. Sin embargo, pasaron los meses y no se adquirían los equipos, mientras en los consejos de gobierno y reuniones con el Acueducto y la Unidad Administrativa de Servicios Públicos, Bravo tranquilizaba a los presentes con gráficas, cuadros, cronogramas y manifestaciones como “Alcalde, no se preocupe que todo anda bien”.
Pocos dudaban de sus palabras, pues Bravo ha sido un defensor férreo de las más polémicas decisiones del Alcalde, como la de no vender agua en bloque a los nuevos desarrollos urbanísticos de la sabana.
No obstante, la orden de compra de 275 equipos de aseo solo se vino a concretar el 13 de diciembre, 5 días antes del inicio del nuevo modelo de aseo. Y apenas faltando 14 días para iniciar el esquema, Bravo oficializó la entrega del manejo del aseo a Aguas de Bogotá y al gerente Álvarez, con apenas dos meses en el cargo (asumió el 19 de octubre) y quien, sin un peso y sin experiencia, tuvo que apurar la contratación de 476 volquetas y 4.000 operarios.
Para rematar, por esos mismos días había estallado la crisis en las relaciones con el Gobierno Nacional, los organismos de control anunciaban investigaciones y la Superintendencia de Industria y Comercio se había tomado la sede del Acueducto en la indagación por supuesto abuso de posición dominante.
Ese mismo día, algunos directivos se enteraron de que Bravo se encontraba con William Vélez, dueño de Atesa, con quien habría dejado avanzada una renegociación de los contratos. Reuniones similares habría sostenido con Aseo Capital, Ciudad Limpia y Lime. Fuentes de la Alcaldía aseguran que Petro no sabía de las mismas, por eso no les sorprendió que en esa fecha el mandatario se fuera lanza en ristre contra Vélez, a quien sindicó de tener vínculos con ‘paras’. El Alcalde también advirtió a su equipo que era consciente de que podría terminar en la cárcel o destituido, porque estaba tocando millonarios intereses. Y alertó sobre una revocatoria en su contra.
Aun así, la falta de gerencia –como reconoció luego el Alcalde–, estrategia, infraestructura y pedagogía, y la inexperiencia operativa para recoger basuras, hicieron que Petro echara atrás la decisión de no contratar a los privados y terminara entregándoles el 82 por ciento de las zonas. Fueron negociaciones que trasnocharon a las secretarias de Ambiente y Hábitat, lo mismo que a la directora de la Uaesp, y en las que también participó Bravo. Ahora, más de un dedo en el gobierno lo señala a él como el causante del pésimo arranque del modelo por el que Petro se ha jugado su prestigio político.
“Es probable que la solicitud de Jaramillo (de pedir la renuncia de Bravo) no haya sido consultada con el Alcalde –dijo una fuente–, pero él sabe cuál es el ambiente en la Alcaldía y está anunciando el camino de lo que podría venir”.
Este diario intentó hablar el pasado sábado con el gerente del Acueducto, pero no atendió la llamada.

REDACCIÓN BOGOTÁ