Mis queridos amigos del foro, no caigamos en populismos baratos y entendamos cómo es la economía. Todos quisiéramos que lo mínimo que se ganara un trabajador fuera un millón dos millones, un montón de dinero, pero no podemos llevar al país a la bancarrota, como lo hizo en su momento Alan García y como lo hace ahora Chávez.

Si el salario mínimo sube muy por encima del crecimiento económico del país, las pequeñas y medianas empresas corren el peligro de irse a la quiebra pues sus ganancias se irían al piso con un salario mínimo desbordado al que se le agregan las prestaciones. Esto conduce a despidos, a desestimular la creación de nuevas empresas y a la contratación informal.

En lo que se refiere a las grandes empresas sus planes de ampliación e inversión se detienen y pasa como en los Estados desarrollados que prefieren irse a producir en países donde la mano de obra sea más barata.

Pero claro, no es dándole todas las gabelas al capital que se debe obrar. De ahí la importancia de concertar el salario mínimo que no es sino un referente para los demás salarios y para el costo de vida. Esta concertación, a diferencia de gobiernos anteriores, es lo que está tratando de hacer el gobierno (lo hizo el año pasado), buscando que al costo de vida se le agregue una prima de productividad, es decir un punto o dos puntos por encima de la inflación.

Como dice el dicho, ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. Hay que permitirle al capital que crezca para que dé más empleo, pero también hay que obligarlo a que parte de las ganancias las reparta con el trabajador con una subida de salario real y equilibrada.

Hacia el futuro, para conseguir salarios más altos hay que impulsar la economía del país, como en la ecuación de Mockus, "todos ponen, todos ganan".