Una perspectiva interesante sobre el sapo que nos estamos tragando respecto al Caribe y La Haya que nos recuerda que Colombia es mucho más que pleitos con Nicaragua y que existe un Pacífico abandonado a a su suerte desde hace mucho.

¿Habrá posibilidades de que el gobierno voltee la cabeza y mire hacia el puerto de Buenaventura y su inmenso potencial?

Cita:

Perdimos el Caribe…¿Sigue el Pacífico? Por: Andrés Jiménez Es una regla de la vida. Todo lo que se abandona, se pierde. Repetimos con un siglo de diferencia lo que hicimos con Panamá. Mientras en el Congreso nos las dábamos de exclusivos en las refinadas artes del ‘cómo voy yo’ para permitir que los gringos hicieran la obra, el comercio mundial -pero sobre todo los panameños- necesitaban el canal. El resultado fue el de siempre, rasgáronse vestiduras, golpes de pecho de macho alfa y perdimos Panamá. No nos íbamos a enfrentar a la armada de EE.UU que Theodore Roosevelt parqueó en el Pacífico, no teníamos una sola nave de guerra operativa, como tampoco lo vamos a hacer ahora contra el Tribunal Internacional de La Haya. ¿Qué vamos a hacer, invadir Nicaragua? ¿Invadir La Haya? Perro que ladra, no muerde. De la leche derramada solo quedan lecciones, y si algo teníamos que haber aprendido en este siglo, es que el foco de atención del país ya no debe estar en los mares perdidos en el Caribe, sino en Cartagena, en el Congreso Nacional de la Infraestructura. Porque si hay que hacer la larga lista de lugares estratégicos que hemos abandonado, el primero no es el Caribe, es el Pacífico. Un par de cifras para abrir los ojos: como nos recordó recientemente Ubeimar Delgado, Gobernador del Valle, el desempleo de Buenaventura es del 62%. Grecia, que acapara los titulares de la prensa -incluso en Colombia- por lo dura que está su situación, tiene 25%. Si Grecia está que se sale de la Zona Euro, ¿cómo es que el Pacífico colombiano -también llamado Chocó Biogeográfico- no se ha independizado de esta desgracia llamada Colombia? Es lo que yo llamaría, el verdadero amor. Y como sucede con el amor verdadero, suele ser muy mal pago. Segunda cifra: Buenaventura moviliza el 54% de nuestro comercio exterior y es nuestra única salida al Pacífico, puerta de entrada al 40% del comercio mundial. Tenemos TLC con Estados Unidos y 18 más en proceso de consolidación. ¿En serio este gobierno cree que puede seguir firmando tratados a diestra y siniestra sin poner atención al infierno que es hoy Buenaventura, por donde pasa más de la mitad de la riqueza nacional? ¿O que puede seguir con la excusa chimba de tinterillo de “no hay institucionalidad” para no hacer nada? Se preguntará el lector ¿qué tiene esto que ver con infraestructura? Tiene TODO que ver con infraestructura. Desde el tiempo de los romanos, se sabe que lo que en verdad reparte oportunidades y calidad de vida es la infraestructura. A Julio César no lo asesinaron por querer ser dictador, los romanos todavía hoy aman a los dictadores. Lo asesinaron por querer darle status de ciudadanos romanos a los galos que había conquistado, por proponer llevarles vías, acueductos, baños públicos, agua potable en las casas, hacerlos miembros del senado. Las familias patricias de Roma no lo iban a permitir. Buenaventura está pidiendo a gritos convertirse en el puerto espejo de Singapur en este lado del Pacífico, que ya va en camino de movilizar 55 millones de contenedores al año. Pero no puede ser solo un puerto, tiene que ser una ciudad con puerto. Necesita el dragado de 16 metros, equivalente al que tendrá el Canal de Panamá en 2014. Necesita una vía férrea que la conecte no solamente con Cali, sino con la Orinoquía, Venezuela y Brasil, para convertirse en la salida al Pacífico de todo el potencial energético y de alimentos del país con mayores reservas petroleras del mundo -Venezuela-, y el que acaba de desbancar a Estados Unidos como mayor productor de soya y maíz, Brasil. Por primera vez en nuestra historia hay plata, hay empresas e inversionistas del mundo entero que quieren apostarle. No son ciegos, ven el potencial. ¿Qué nos frena? Lo que nos ha frenado siempre, la baja autoestima. Todo en la vida busca reconocimiento, y sin reconocimiento el Pacífico no va a permitir el desarrollo. No hablemos de la biodiversidad, que ya es discurso viejo. El Pacífico es la cuna de la música colombiana, incluido el bambuco, que es una palabra africana. La marimba de chonta -desde su fabricación artesanal hasta su incorporación al pop- es el patrimonio musical más prometedor del país. Sus cantaoras, el amor por la vida en su expresión más sublime. La vivienda palafítica del Pacífico es una muestra de sabiduría ancestral de adaptación al mar, en un país que según la Agencia Francesa de Desarrollo es el tercero en el mundo más vulnerable por el cambio climático. La hemos perseguido como símbolo de atraso, en lugar de adaptarla a la modernidad. La comida es casi la única realmente sofisticada de Colombia, desde sus raíces en el campo hasta la alta cocina. Basta almorzar en la plaza de mercado de Buenaventura para descubrirlo. No sirve de mucho que el presidente Santos se vaya a pasar la noche a San Andrés. Haría bien de ir a pasar unas semanitas a Buenaventura. Aunque como buen cachaco, se le hinche la cara por la picadura de algún bicho.

Fuente: Kien & Ke