Después de la calentura patriotera regresa la cordura. En otras palabras, luego del pataleo viene la cabeza fría, se acata el fallo judicial y viene la adaptación a la nueva realidad, haciendo lo que deben hacer los vecinos, conversar, llegar a acuerdos y, si es posible darle un viraje a las relaciones, de tensión permanente a lazos amistosos. Fuente: El Espectador