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Antiguo 12-11-2012 , 18:11:37   #2
CANTI*
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Predeterminado Respuesta: La petición de la jefa!

Para que el chico no se diese cuenta de que su mareó era fingido, si se recuperaba demasiado rápido, se tumbó sobre le cama, sorprendiéndose al ver clavado en el techo un póster de una mujer desnuda, se trataba de una mujer de unos treinta años, de piel clara, pelo largo y negro y con unos pechos mucho más grandes que la media, teniendo estos, de todos modos, un aspecto consistentes y estando acabados con unos grandes pezones oscuros: sin duda alguna su jefa no le había engañado y realmente a Ernesto le gustaban en especial las mujeres de su complexión.

El muchacho no tardó en presentarse en su habitación con la ropa de la mujer, para dejarla sobre la cama. Fabiola, que de momento quería mostrarse prudente, le dijo al chico que se diese la vuelta mientras ella se cambiaba, por pudor a que pudiese ver más de lo que ya había visto cuando la había encontrado en el baño.

Ernesto hizo caso a la mujer y se dio la vuelta, para escuchar excitado como la subordinada de su madre comenzaba a cubrir su exuberante cuerpo con las ropas que había llevado.

Fabiola sonrió levemente cuando se dio cuenta de que el muchacho no había llevado sus bragas a la habitación, cosa que a la mujer no la importó y se puso la falda sin decir nada, estaba segura de que no había sido un error y que el muchacho deseaba conservarlas para aliviarse con ellas, lo que él no sabía era de que si los planes de Fabiola salían como ella deseaba no las iba a necesitar.

- Un buen sitio para poner los posters- dijo la mujer cuando ya estuvo vestida del todo. El muchacho se giró y miró el dedo de Fabiola que señalaba al techo, no tardándose en poner rojo como un tomate- No pasa nada, mis hijos es justo al revés, más de una vez me he encontrado revistas de chicas desnudas en los lugares menos esperados- explicó la mujer con una sonrisa.

La sonrisa de Fabiola se hizo aún más grande cuando vio un ligero bulto sobre los vaqueros que llevaba el chico, y el correspondiente sonrojo de Ernesto, al sentirse observado por la hermosa mujer. Fabiola, sabiendo que tenía al muchacho dispuesto para lo que ella desease se acercó lentamente, hasta colocarse muy cerca de él.

- ¿Crees que me parezco a la mujer del poster?- preguntó en un susurro.

- Un poco en el cuerpo, pero eres más guapa que ella- respondió Ernesto que comenzó a sudar, la mujer sonrió complacida, aunque sabía que el chico decía aquello porque sabía que con ella tenía alguna posibilidad al contrario que con la actriz porno de su poster.

- ¿De verdad?- Fabiola soltó una risita- Desde luego eres todo un galán, además has sido todo un caballero al ayudarme y no me has mirado demasiado, pensé que mi cuerpo no te gustaba por ser más viejo que el de tu novia- Fabiola mintió en aquello: sabía que el muchacho adoraba su cuerpo y también que no tenía novia, pero con aquello pudo acercase un poco más.

- No… no tengo novia- tartamudeó el chico.

- ¿De verdad?- el cuerpo del chico no le desagradaba en absoluto, pero debido a su timidez aún no había encontrado una chica para él- Te notó un poco nervioso, ¿es la primera vez que ves a una mujer desnuda, así en vivo?- el chico asintió con la cabeza lentamente. Fabiola al verlo fingió una respiración agitada para excitar al chico- Entonces eres virgen… joder, si tu madre no fuese mi jefa ya me habría lanzado sobre ti, desde hace tiempo tengo la fantasía de desvirgar a un chiquillo como tú- le dijo clavando su vista sobre los ojos de Ernesto, que estaba cada vez más excitado.

- Ella… no tiene por qué saberlo- dijo el muchacho.

- ¿De verdad estás dispuesto a acostarte con una empleada de tu madre?- preguntó Fabiola juguetona, acariciando el pecho del chico- Eres un chico muy malo.

Ernesto, que al parecer no quería perder tiempo, comenzó a quitarse la camisa ante la ante la mirada de Fabiola, que esperaba un físico impresionante debajo de la ropa, ya que si no no se explicaba el motivo por el que el muchacho quería mostrarse desnudo tan pronto.

La mujer sonrió complacida al ver el plano y moreno abdomen del chico, sonrisa que hizo que Ernesto se llenase de orgullo y se quitase también los pantalones y calzoncillos, quedando totalmente desnudo ante la mujer, con una erección intensa, de unos 15 centímetros a la que Fabiola se apresuró a acercarse para palpar.

- Veo que estás muy ansioso- dijo la mujer agarrando con su mano derecha la verga del joven, y con la izquierda palpando sus testículos que estaban hinchados y pesados- dime Ernesto- dijo Fabiola acercándose al chico, pegando sus pechos sobre los pectorales desnudos del muchacho- ¿Cuánto quieres que dure esto? Estas demasiado excitado y si lo hacemos ahora te correrás en 2 minutos, pero si te pones en mis manos y eres un niño bueno te haré sentir cosas que jamás olvidarás- le dijo usando su voz más seductora.

- Me pongo en tus manos- dijo el chico excitado.

Fabiola agarró la polla del chico y tiró de él para arrástralo hasta la cama y tirarlo sobre ella. Ernesto, que estaba deseando probar el cuerpo de aquella mujer, la miró desde la cama, esperando a que esta diese el siguiente paso, que era meterse en la cama con él. Pero Fabiola no lo hizo, en su lugar se sacó las medias y las usó para atar las manos del chico, cada una a un saliente metálico de la cama, quedando el chico tumbado con los brazos extendidos y la polla apuntando al techo.

Ya, sabiendo que el chico no podía moverse con libertad, y así no podría forzarla en un arrebato de pasión, comenzó a desnudarse, sintiendo la mirada curiosa y excitada de Ernesto, pero para su desgracia la empleada de su madre no se desnudó del todo, tan solo se quitó blusa, quedando en sujetador y con la falda.

- Me habría quitado todo lo que llevo si alguien no hubiese sido un niño travieso y me hubiese entregado mis bragas con el resto de la ropa- dijo Fabiola colocándose sobre el muchacho, a la altura de su sexo, para que este pudiese sentir su caliente y húmedo coño sobre verga- ¿Dónde están mis braguitas, niño malo? ¿Dónde las has escondido?- preguntó mientras movía suavemente su cadera, provocando la excitación del chico que sudaba por el calor que sentía en su interior.

- En el bolsillo trasero del pantalón- confesó el chico esperando que con aquello la mujer, que tan cerca estaba de él, finalmente se dejase caer y lo cabalgase hasta que le quedaran fuerzas.

Fabiola escuchó el gemido de protesta del muchacho atado, cuando esta se incorporó de su posición para ir hasta el lugar donde Ernesto había dejado sus pantalones, sacando de estos sus braguitas blancas, para regresar de nuevo junto a él, sentándose cómodamente a su derecha para acariciar suavemente su erecta polla mientras que la sentía palpitar entre sus finos y hábiles dedos.

La rosada cabeza del pene de Ernesto no tardó en quedar cubierta por el viscoso líquido preseminal, momento en que Fabiola pasó su dedo pulgar sobre el glande, moviéndolo en círculos y acercándose cada vez más a la puntita, con los consiguientes movimientos del muchacho que se estremecía de placer.

- Abre la boca- ordenó la mujer, ante lo que el muchacho no dudó en abrir su boca todo lo que su mandíbula le permitió, no tardando Fabiola en hacer una bola a las bragas e introducirla en la boca del muchacho.

Ernesto trató de protestar al sentir lo profundo que la voluptuosa trabajadora de su madre había introducido la prenda, pero aquello pasó a un segundo plano cuando la mano derecha de la mujer se aferró a sus testículos apretándolos con suavidad mientras que agachaba su cabeza para introducir el joven pene de Ernesto en su boca.

Fabiola, que estaba acostumbrada a lidiar con el pene de su esposo, que era notablemente mas grande y grueso que el del adolescente, decidió fingir estar más impresionada de lo que estaba, haciendo ruidos exagerados tras cada chupada y gimiendo de forma incontrolada para a continuación mirar de forma lasciva la cara del muchacho que estaba enrojecida por el sofoco y por solo poder tomar aire por la nariz y no poder hacerlo por la boca.

- Tienes un sabor diferente al de mi marido, pero muy rico a su manera- le dijo Fabiola, con una sonrisa acomodándose sobre el pecho del chico, mientras que le sacaba las bragas, embadurnadas en saliva, de su boca.

- La chupas muy bien- dijo el chico jadeando, Fabiola rio.

- Gracias, aunque como soy la primera que te hace algo así tendrás que esperar a ver si estoy por encima de la media. ¿Quieres que me desnudes?


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