Respuesta: Cuando la burbuja te explota a ti A principios de octubre, Rocío Pérez, una inmigrante peruana de 42 años residente en Madrid, emprendió a la desesperada una huelga de hambre para intentar parar su inminente desahucio. Atendía a la prensa con un hilo de voz y un arsenal de medicamentos en el bolso. Madre de dos hijas, el verse en la calle le desencadenó un cuadro de dolencias de las que le costará recuperarse. Rocío logró su objetivo, el banco le dejará permanecer a cambio de un alquiler de 250 euros, pero sus pastillas antidepresivas siguen en el bolso. “Me encuentro mejor, aunque sigo con ansiedad. No tengo trabajo y para que no me echen del piso tengo que pagar antes del 6 de cada mes el alquiler. Dependo del dinero que me da mi exmarido por las niñas. El abogado de la PAH me dice que para evitar esa sensación procure tener el dinero desde el mes anterior. La pena es que me es imposible”.
Fuente El País |