Las fuerzas militares fueron creadas para defender los países de agresores externos, es decir, su función constitucional es la de resguardar las fronteras. La policía, en cambio, fue instituida para garantizar el orden interno.

Sin embargo, a raíz de los problemas de guerrilla y narcotráfico, cuyo inmenso poder ha puesto en jaque el Estado, el ejército fue sacado de los cuarteles e involucrado en solucionar problemas de orden público.

Como no son un cuerpo civil como la policía, ha sido muy complicado tener buenas relaciones con la población, presentándose sinnúmero de problemas, sobre todo de derechos humanos.

Es obvio que si llega la paz el ejército debe volver a sus cuarteles y sufrir una drástica reducción, llevando implícito un recorte de su poder en beneficio del poder civil.

Pero quien ha tenido un poder desaforado no le conviene que de buenas a primeras se le reste y de ahí su resistencia a la paz, pues su poder depende de la guerra.

Pero son otros tiempos y a diferencia de los mandatarios partidarios de las soluciones militaristas, la Colombia que se quiere construir es la de la paz donde los militares tienen cabida, pero en sus cuarteles,

En las próximas generaciones, como lo desea Mockus, lo deseable es que las Fuerzas militares desaparezcan, como en Costa Rica y solo se necesite un cuerpo de policía para resguardar el orden interno.

Mucho camino para recorrer para llegar a este logro, pero ya mueve al optimismo que si se consigue la paz se esté dando el primer paso en la dirección correcta.