La conocía hace muchos años, bastantes, demasiados tanto que me sorprendió lo que hacía. ¿Qué como la descubrí? Pues viéndola en acción. No lo creía. Aún mi mente no lo procesa. No niego que me gusta ver chicas por internet y más ligeras de ropa, pero ¿Qué pasa cuando ves a tu mejor amiga en una página de webcammers?
Todo empezó hace unos días cuando navegando en la red, me dio por ingresar en una famosa página donde ofrecen estos servicios, y ante las fotos de las modelos me di cuenta que estaba ella. Primero lo negué, se parece bastante pero no es ella; entré a su sala y allí estaba, sonriendo y escuchando música. Empezó a hablar, un tono muy parecido al de ella pero en otra lengua. Ok, que no haya pánico, se parecen y tienen una voz parecida, no es ella, es una parecida en otra parte del mundo. Se quitó la camiseta y en su hombro un tatuaje: una rosa azul. Recuerdo cuando hace tres años la acompañé a hacérselo, lloró ese día pero no por el dolor sino porque todos veían como sufría con aquella gráfica incrustándose en su piel.
No cabe duda, es ella.
Pero sí estaba trabajando en un call center, atendía gente en Europa que necesitaba saber como configurar su televisión por cable. Eso me decía cuando nos encontrábamos. Ella tan retacada, tan inocente, conocía sus padres, a su familia, había abrazado a su perro y consentido a sus hermanos. ..Y ahora en esas. Fui a la cocina y me tomé un vaso de agua, fui al baño y empapé mi cara en el lavamanos. “Tranquilo” me decía, debe ser una broma.
Cuando regresé a la pantalla del computador, allí estaba, nunca la había visto tan profundamente, ni sabía de esos lunares ni de sus habilidades con las manos, conocí su anatomía, su intimidad.Era tal mi conmoción que no sentía nada en mi cuerpo sino un sentido de abstracción de la realidad.
La llamé y no contestó su celular, así que decidí inscribirme en la página y entrar en su sala para hablar con ella.
- - Hola P…… – Le dije.
Se quedó mirando la pantalla y no le dio importancia.
-- Hola P….., soy L…..
Parecía congelada, quieta, inerte, impactada, todos en la sala virtual quedaron callados, mudos, estupefactos. Lo que estaba dentro de ella salió lentamente y fue lo único que se movió durante esos minutos de incertidumbre. Entonces apagó la cámara y en silencio, cada uno de los visitantes fue saliendo sin decir nada. Quedé solo yo.
Desde entonces no ha aparecido, no se donde está, donde anda, en su casa dicen que salió de viaje, no contesta su celular ni atiende el correo electrónico. Así que amiga mía la verdad se supo, si lees esto te perdono, pero no estoy enojado contigo por lo que haces, por lo que muestras o lo que te pidan que hagan, si no porque me mentiste.