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CASTRO RUZ
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Predeterminado Respuesta: Jaime pardo leal (28 de marzo de 1941 – 11 de octubre de 1987)

El ministro de Defensa, general Rafael Samudio Molina, dos meses después de la denuncia pública de Pardo, trató de desmentir las acusaciones: “el vehículo citado no era de la Policía aunque sí pertenecía a uno de sus agentes; el policía Sánchez había formado parte de la institución, pero en el momento del asalto era integrante del grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional y habría sido muerto el 3 de julio de 1987”. Inexplicablemente, el general anunció la supuesta muerte de Sánchez casi mes y medio antes de que presuntamente se produjera”[4]. El general Samudio Molina, enconado enemigo de paz y de la celebración de acuerdos con la insurgencia, fue un instigador permanente del genocidio contra la UP. Públicamente dio muestras de su desprecio por este movimiento político y por toda expresión de lucha popular. Cuando se produjo un atentado dinamitero contra la "Casa del Pueblo", sede de la UP en el municipio de Apartadó en el Urabá antioqueño, el 27 de octubre de 1988, el general Samudio declaró ante los medios de comunicación: "Pues sería que tenían explosivos en su sede".[5]
Jaime reveló el plan sistemático de exterminio que se estaba consolidando en Colombia con la aquiescencia del Estado colombiano, que producía miles de asesinatos, desplazamientos masivos de campesinos, desapariciones forzadas, arrestos arbitrarios, estigmatizaciones políticas y sociales, bajo la inoperancia de una justicia que incluso desde antes de fraguarse el exterminio, manipulada y atemorizada, se había resistido a investigar y castigar a los responsables, pese al material probatorio allegado a los despachos de jueces y fiscales y a los testimonios de testigos, que en su mayoría, eran calificados de locos, o terminaban muertos o con algo de suerte, en el exilio.
“Se han masacrado de la manera más salvaje a varios dirigentes y militantes de nuestro movimiento político, en consecuencia le hemos dicho al gobierno nacional que nos defina si tenemos derecho a vivir o no en nuestro país” declaró Jaime Pardo a través de los medios masivos de comunicación.
Era consciente de que fortalecimiento de las alianzas regionales entre los paramilitares y el binomio Ejército-Policía con sectores representativos de la dirigencia política del país, era posible debido a la impunidad garantizada a los victimarios. Todos los planes nacionales y regionales de exterminio dirigidos a lograr la desaparición de la Unión Patriótica, podían ser fácilmente ejecutados mientras la justicia se resistiera a actuar y a sancionar ejemplarmente a sus responsables y patrocinadores.
Las amenazas, así como sus más altivas convicciones que le impedían el silencio o ignorar el crimen fueron características determinantes en la vida política de Jaime Pardo Leal.
“Lo que denunciamos es que sean utilizadas desde afuera y desde adentro las Fuerzas Armadas para cumplir una función desestabilizadora, antidemocrática, y de incitación contra el derecho político que tenemos todos los colombianos de expresar nuestra opinión”, afirmó Pardo Leal. Este derecho le fue truncado el domingo 11 de octubre de 1987.
“Veníamos de la finca, de una finquita que teníamos en Mesa, Cundinamarca, él estaba feliz, le gustaba mucho ir a la finca. Salimos a las tres y media de la tarde con un clima muy lindo, y faltando un cuarto para los cuatro, nos igualó un carro en la carretera...” recuerda Gloria Flores, su viuda.
El vehículo en el que viajaba la familia Pardo Flores, era conducido por Jaime. Llevaban quince minutos de haber salido de la finca, cuando el auto fue sobrepasado por otro vehículo del que se asomó un individuo lanzando insultos. -“Jaime no pensó que se trataba de sus asesinos, sino que probablemente se debía a alguna imprudencia que había cometido como chofer -cuenta Gloria- Minutos más adelante, el carro fue nuevamente alcanzado por otro vehículo que le pitaba en forma insistente. “Nos sobrepasaron- cuenta Fernando, uno de los hijos de Jaime – y en el momento en el que estaban a la misma altura de nosotros, le dispararon a mi papá. Yo venía recostado en las piernas de mi mama… y…lo otro… es muy doloroso”
Jaime, al recibir los impactos de bala en la cabeza, se desgonzó sobre el timón, y el carro quedó a la deriva. Los sicarios los adelantaron y siguieron disparando contra el vidrio panorámico haciendo blanco nuevamente en el cuerpo de Jaime. Gloria, al verlo que sangraba por boca, nariz y oídos, frenó el carro, dejó a Jaime recostado sobre la silla y se bajó ensangrentada a pedir auxilio, pero ninguno de los carros que pasaban por la vía paró a socorrerlos. Por el contrario, la gente le gritaba que se volviera a subir al carro porque de pronto regresaban y los remataban. Un amigo de Jaime, miembro también de la UP que viajaba con ellos, con la ayuda de Gloria bajaron a Jaime del carro y lo pasaron a la parte trasera. Todavía estaba con vida. La señora Pardo encendió nuevamente el carro, echó reversa y a toda velocidad se dirigió al municipio más cercano, el mismo que habían dejado apenas media hora atrás. En medio de la prisa y el nerviosismo, perdió el control del vehículo, se estrelló y fue a parar a una cuneta, resultando heridos ella y los niños. Instantes después, pasó por allí un bus en la misma dirección. El chofer, al darse cuenta de la emergencia, se detuvo y dos hombres se bajaron para ayudar a la familia y subir el cuerpo de Jaime al bus. De inmediato se dirigieron al Hospital de La Mesa, pero cuando llegaron ya era demasiado tarde. Según informó el médico que los atendió, Jaime llegó descerebrado y minutos después, falleció.
“Hay personajes que expresan los intereses de los sectores sociales en abstracto; al hacerlo así, la función social que desarrollan es general y muy pocos enemigos políticos tienen. Pero cuando se expresan intereses concretos de sectores sociales en pugna, estos personajes radicalizan esa lucha y ésta se convierte en mortal. Es lo que sucedió con Jaime Pardo Leal”- escribió Ulises Casas Jerez en un artículo titulado “La Muerte de Jaime Pardo Leal: Un mártir de los comunistas colombianos”[6]
Con el asesinato de Pardo Leal se llegó al temible número de 471 miembros de la Unión Patriótica asesinados impunemente desde 1985. Hoy, 24 años después, son más de 6 mil valientes luchadores los que han corrido con la misma suerte.
Durante el masivo y sentido entierro de Pardo Leal, se vivieron momentos de caos en el barrio Policarpa Salavarrieta, al sur de Bogotá, donde hubo un verdadero descontento popular por su muerte. Durante las protestas murieron tres personas y un gran número de seguidores del líder de la UP resultaron heridos [7].
Frente al féretro de Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, quien sería su sucesor como presidente de la UP, pronunció su primer discurso público:
“El mejor homenaje que hoy podemos rendirle a Jaime Pardo Leal es deponer la actitud sectaria que muchos compañeros creen que puede producir buenos frutos o puede abrir el camino para aislar a quienes desangran a Colombia. Hoy se han confundido en las calles de Bogotá los brazos, los puños y las gargantas de comunistas, socialistas, liberales, conservadores y todas las corrientes de la patria […] para iniciar una nueva marcha […] para que no haya más Jaime Pardo muertos […]. Por eso yo quiero hoy aquí, en nombre de la UP, convocar a un gran frente de salvación nacional, donde todas las fuerzas democráticas de la patria nos unamos en un sola voz”[8]
El proceso Penal que se siguió por la muerte de Pardo Leal, permitió que fueran condenadas cuatro personas señaladas de ser los autores materiales del magnicidio: William Infante, quien recibió 25 años de prisión fue dejado en libertad antes de cumplir su condena, y posteriormente fue sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico. Beyer Yesid Barrera, fue condenado a 24 años de prisión en Colombia. Olivera Acuña Infante, hermana media de William Infante, fue quien prestó la casa donde se fraguó el asesinato, fue condenada a 9 años, al igual que Dora Libey Peñalosa Rodríguez como cómplice del magnicidio. Aunque los nombres de los autores intelectuales nunca fueron revelados, las investigaciones de la época concluyeron que entre ellos se encontraba, Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “el Mexicano”. Al parecer habría pagado 30 millones de pesos a los sicarios que ejecutaron el crimen. Uno de los abogados encargados de llevar el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), asegura que aún no se han esclarecido los presuntos vínculos que tuvieron algunos miembros de las Fuerzas Militares en el asesinato del dirigente político
La familia de Pardo presentó una demanda de reparación, que se perdió en primera instancia, pero que finalmente fue ganada ante el Consejo de Estado.
¿Porque mataron a Jaime? “Por el temor que mi papá representaba para el establecimiento nacional y para las clases dirigentes, por la capacidad que tenia de denunciar a los criminales, por sus deseos de cambio y por su voluntad de soñar con un país en paz…”
***
Por nuestros muertos, ni un minuto de silencio, toda una vida de lucha!

Fuente: PACOCOL.

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"Prefiero morir de pie, a vivir arrodillado."
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