El expresidente Uribe es un artista para acusar y prometer, pero a la hora de la verdad escurre el bulto. Cuando se dio el escándalo de sus hijos en torno a los terrenos de Mosquera, donde compraron un terreno por 30 millones y por decisión de un subalterno de su padre, el presidente de la república, el valor se incrementó hasta quedar valiendo 3.000 millones de pesos, el ex primer mandatario prometió públicamente presentarle al país su declaración de renta y la de sus hijos. Pasaron los meses, pasaron los años y todavía estamos esperando que muestre lo que tenían sus hijos en 2002 como patrimonio y lo que ocho años después poseían.

Lo llamativo del asunto es que cada afirmación de Iván Cepeda contra Uribe está soportada en pruebas, como las relaciones de sus hijos con paramilitares. Los videos, y los documentos se han publicado y la única defensa que sacan es "no sabía". Es tan cierto esto que el expresidente, aparte de tildarlo con todos los epítetos posibles no lo ha llevado a los estrados judiciales.

Pero no pasa lo mismo con las afirmaciones de Uribe en contra de Cepeda. Como lo dice el congresista. Si tiene pruebas de nexos suyos con las Farc que las ponga en conocimiento de las autoridades judiciales y no en entrevistas. El dice que es frentero, entonces acuda a los jueces y denuncie. El problema que tiene es que ya no tiene fuero y si se descacha puede ser procesado por la justicia ordinaria y llevado a la cárcel.

¿Se atreverá? No lo creo. Como Timochencko, la otra cara de la misma moneda, sólo hablan mierdita y cuando llega la hora de la verdad escurren el bulto. Así son los matones, cobardes por naturaleza.