Una cosa es la libertad de expresión y otra la idiotez consumada. Pongamos un ejemplo. ¿Si yo sé que los tigres son violentos, para qué carajos los provoco? ¿Por diversión, o por masoquismo? Con el fanatismo no se razona, viven de las verdades reveladas y sobre todo no tienen sentido del humor, entonces para qué alborotar el avispero?

Mahoma es un tipo cuyo mérito fue crear una versión de la Biblia estilo musulmán, lo que le da su grado de admiración pero vaya y diga eso y verá que lo perseguirán a usted, a sus descendientes y a todo el que al menos haya dicho que de pronto eso es cierto. Aquí no matan, pero si uno se atreve a decir que Jesucristo fue un gran ser humano, seguramente le dictarán por decreto la ida al infierno, con cuernos y azufre incluidos.

Es el problema de los mitos, no pueden ser discutidos, y cuando digo mitos incluyo la política y el deporte, que igual también se fabrican sus dioses, fuera de los cuales no hay salvación. La razón es enemiga de la devoción, infortunadamente. Y el humor es el ácido que corroe los mitos, pero todo en su momento. En el ahora, donde las religiones cuadriculan el mundo, es mejor enfilar baterías contra los políticos. Son tan humanos que siempre llevan las de perder, al menos en los foros.

Lo demás es sacrilegio.