¿Periodismo neutral?
Por: MARíA ISABEL RUEDA
María Isabel Rueda No podemos ser los vehículos para que los colombianos crean que la "paz" es un término absoluto.
En un interesante foro de la revista Semana se les preguntaba a los asistentes: "¿Cuál debe ser la responsabilidad de los medios de comunicación en la manera como informen sobre las conversaciones con las Farc, a punto de inaugurarse en los próximos días en Oslo?".
Se me ocurren dos, para empezar. La primera de ellas, el deber de contextualizar.
No podemos ser los vehículos para que los colombianos crean que la "paz" es un término absoluto. Que el día en el que ella se firme, automáticamente cesará la guerra en Colombia y comenzará el Nirvana. Que terminará la amenaza terrorista en Colombia y que a nadie lo volverán a secuestrar. Que las Farc entregarán sus cultivos y sus rutas y que el país por fin se verá libre de semejante flagelo.
Lo más probable es que ninguna de esas cosas suceda. Las Farc son un poderoso ******o militar y económico que, según fuentes especializadas, está dividido en su cúpula, fruto de las rivalidades, los celos y los egos propios de la naturaleza humana. El día en que logren ponerse de acuerdo entre ellos mismos para firmar la paz con el Estado colombiano significará que habrán aceptado desmontar la marca 'Farc'. Pero así quisieran, eso no implica el desmonte automático de sus fuentes de financiación, incluidos el narcotráfico y el secuestro. Habrá que ver cómo reaccionará un campesino de las bases guerrilleras, reclutado desde muy niño por la organización, cuando se le anuncie que desde ahora va por su cuenta, porque la 'franquicia Farc' se terminó. ¿Estará entre sus planes de rebusque volver a su vereda y dedicarse a las humildes y poco rentables actividades de pancoger, o preferirá, como sucedió con el paramilitarismo, quedarse derivando su sustento de las futuras 'bacrim' de las antiguas Farc?
Para curarnos en salud y que no nos coja por sorpresa, como pasó con el desmonte de la franquicia del paramilitarismo, la responsabilidad de los medios en esta primera etapa consiste en no ilusionar a los colombianos con un postconflicto libre de oscuros y pesados nubarrones.
La segunda gran responsabilidad es que a los medios colombianos no nos cabe ser neutrales en la forma como informemos.
Irónicamente fue la propia revista Semana, convocante de este foro, la que se vino en su número más reciente con una carátula en la que aparecían la foto del presidente Santos y la foto de alias 'Timochenko', ambas del mismo tamaño y sobre un titular: 'Arrancó lo duro'. Con ello, Semana estaba equiparando al Presidente de 44 millones de colombianos, elegido democráticamente, con el comandante guerrillero de 10.000 alzados en armas, llegado a ocupar esa jerarquía a consecuencia de que a todos los que venían antes que él los mató el ejército o murieron de muerte natural. Es decir, mientras Santos es Presidente por su victoria en las elecciones, 'Timochenko' solo es jefe por cuenta de las derrotas de las Farc. La mesa de negociaciones no cambia esa diferencia de estaturas.
Parece un detalle insignificante, pero no lo es. Si esa carátula la saca Le Monde, nada nos extrañaría. Los corresponsales de guerra internacionales no tienen por qué venir a cubrir el conflicto colombiano tomando automáticamente partido por nuestra institucionalidad.
Pero los periodistas colombianos no somos corresponsales de nuestra propia guerra. Somos sus víctimas. Somos una de las partes del conflicto, y la otra son las Farc. Frente a esa dicotomía, estamos claramente matriculados en la institucionalidad.
Así me lluevan rayos y centellas, opino que la responsabilidad de los medios de comunicación colombianos frente a la manera como debemos informar acerca de las negociaciones entre el Estado colombiano y las Farc es todo lo contrario de la neutralidad.
HABÍA UNA VEZ... Con esa bendita fascinación por el empelote que tienen los Windsor, le sugeriría a Daniel Samper Ospina que los incluya en la próxima carátula de SoHo.
María Isabel Rueda
Fuente eltiempo.com