El tema es muy complejo y abarca un sistema que privilegia la desigualdad, que reduce las oportunidades y que reúne en pocas manos la mayor parte de la riqueza, "capitalismo salvaje" como lo llaman los economistas.

Entre mayor equidad, menor delincuencia y aunque a Chávez no se le puede echar toda la culpa porque es un mal endémico del Tercer Mundo, el aumento del índice de criminalidad durante su gobierno indica que los problemas estructurales de la sociedad no se han solucionado y, por el contrario, se han agravado.

Su sistema "socialista" de viejo cuño, el ortodoxo leninista de economía centralmente planificada y partido único, que poco a poco quiere instaurar, ha sido un fracaso. No crea riqueza, tan solo reparte pobreza, aplazando el problema con subsidios, control de precios artificial, monopolios estatales.

Como dice el dicho, ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. Ni capitalismo salvaje, al estilo neoliberal donde todas las prebendas se las llevan los ricos para que luego repartan alguna cosa entre los pobres, ni el socialismo de museo, en el que el Estado se convierte en el Dios que todo lo rige.

Ambos extremos deberían aprender de la social democracia europea, incluso de países de la región como Chile o Costa Rica donde se ha impulsado a una gran clase media convertida en creadora de riqueza y de equilibrio social.