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Antiguo 21-08-2012 , 15:04:52   #2
Wehrmacht
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Predeterminado Respuesta: “Soy una rata”: Popeye


–Popeye, ¿Juan Pablo (hijo de Pablo Escobar) cometió actos ilegales cuando era chiquito?

“Juan Pablo Escobar Henao, por ahí desde los doce años, empezó a meterse en las vueltas de nosotros. Teniendo 16 años participó en la muerte del capitán Posada, un capitán de la Dijín que estaba en Medellín. Lo vi torturar y golpear gente. Lo llevamos a una casa de tortura que teníamos y el participó ahí. Y yo, de este bolsillito saqué 50.000 dólares para pagar al testigo –dice estirando la espalda hacia atrás y metiendo la mano en el bolsillo delantero derecho de sus jeans, donde de ninguna manera cabrían 50.000 dólares y revelando, al mismo tiempo, la pretina de unos calzoncillos verde neón–Yo estaba en la Modelo cuando conocí al testigo, entonces le escribí al patrón contándole y él me respondió: “Eso es verdad, cuadre a ese testigo”. Todavía me debe la plata”.

–Cuando salga de la cárcel, ¿qué piensa hacer con la familia de Pablo?

“Yo sería feliz entrando en una pelea con ellos, porque eso para mí son cucarachas. Yo estoy en la capacidad de ser el bandido más grande de la República de Colombia, a mí no me cogen como cogieron a ese muchacho (alias Sebastián). Yo me meto es pa’ la montaña, tengo la experiencia que me enseñó Pablo Emilio Escobar Gaviria. Después de esto yo he aprendido en la cárcel lo que no está escrito. El patrón decía: “El bandido perfecto tiene que pasar al menos un año en la cárcel”, yo llevo 21. Manejo lo más fuerte dentro de la delincuencia, que es el secuestro. Yo puedo burlar el Gaula en la calle porque a pesar de que el Gaula de hoy en día es miedoso, yo también soy miedoso –dice apretando con mucha fuerza mi muñeca derecha con su mano, haciendo énfasis en su maldad–. Yo sería feliz sentando a Alba Marina Escobar como está usted ahí sentada –a menos de medio metro de ‘Popeye’– y matarla descuartizadita, porque están siendo mala gente conmigo, que luché por el patrón. Pero yo ya desmonté eso, porque hay que perdonar u olvidar. Hay una cosa más importante que eso, y es mi hijo y la libertad. Descubrí las cosas pequeñas de la vida en la cárcel, porque como no tengo nada acá…”

–¿Nunca pensó en matar al patrón?

“No, porque nosotros éramos fieles, y el patrón era un caballero”.

–Si hubiera querido, ¿habría podido matarlo?

“Sí, totalmente”.

–¿Cuándo fue la última vez que mató?

“En la Catedral, a Gerardo Moncada Cuartas en el año 1992. Lo maté por orden de Pablo, era mi gran amigo, él era el jefe de jefes, el rico del Cartel de Medellín. Yo realmente no pienso mucho en eso. Ahora es porque ustedes me preguntaron. Yo me creía un dios y pensaba que los psicólogos eran unos bobos. Cuando entro a hablar con ellos me doy cuenta que uno está enfermo. Así desmonté la violencia de mi cabeza”.

–Popeye, ¿la violencia es una adicción?

–“Total”.

–¿Y es cómo el alcoholismo, que aunque uno ya no beba, sigue siendo alcohólico?

“A mí no me hace falta matar, pero yo mataría por defender mi vida, porque yo no soy bobo”.

Tiene dos cicatrices a ambos lados de la frente, el ojo izquierdo más chiquito que el derecho y está flaco, aunque dice gozar de excelente salud. La falta de sol le tiene la piel blanca, pero lo cierto es que parece que tuviera buena salud. Habla de sus asesinatos con total calma, como describiendo cómo parquear un carro largo. Sencillo. Tiene mucho que contar y no espera que le preguntemos para revelar aún más información.

“Hace dos meses vino el señor Andrés Pastrana Arango, el expresidente, inclusive esta cárcel es de él. Yo lo secuestré a él y lo metí en la maleta de un carro. Es un hombre muy interesante y no tiene rencor en su corazón. Él me pidió una entrevista a mí y llegó a los seis meses, yo pensé que ya no venía. Yo le di la autorización porque acá no puede venir nadie sin autorización. Muy sincero, un monstruo, ¿oyó? Un hombre supremamente privilegiado, muy inteligente. Él se acordaba más del secuestro que yo. Yo no había pensado en pedirle perdón, yo soy sincero, soy honesto. Yo soy un matón, pero soy honesto en mis cosas. Por eso salí adelante, porque a todos mis sicarios siempre les pagué al día. Esa es la clave de la mafia, pagar las cuentas. Ese día le pedí perdón a él y a su señora, Nohora. Hablamos de todo el secuestro, de cómo lo planeamos y de la angustia que él pasó. Él quería recordar y estar aquí conmigo. Para qué vamos a hablar mal del expresidente, yo realmente le tengo cariño porque él me perdonó de corazón. Realmente fue muy bonito, yo me sentí muy bien”.



A sus 50 años, después de 21 años en la cárcel, Popeye muere por comerse una manzana y un helado. Habiendo estado rodeado de tanto cemento, ahora sueña con el campo. Dice que únicamente le teme al SIDA, y no le importa que se burlen de él por que no le gustan las prostitutas, la verdad es que prefiere no correr riesgos. Se declara un hombre de Dios que ora mucho y está buscando otra oportunidad dentro de la sociedad. Ya entendió que la felicidad está en las cosas pequeñas como ver pasar una señorita bien bonita y tratarla con respeto, es como haber encontrado un tesoro. Se dio cuenta de que todo lo que quería antes, mujeres, casas con piscina, carros, etc., era pasajero.

“Quiero una nueva vida que no esté marcada por el crimen. Yo no soy millonario, pero tengo para comprarme una casita en el campo. Yo tengo un tesoro que se llama libertad. Nadie sabe cuánto vale la libertad más que yo”.

Quiere, también, conseguirse una mujer sencilla a quien le gusten las cosas simples como a él. Ya no está en condiciones de sostener a una reina de belleza, y ya no le interesan las tetas y los culos como antes. Sueña con conseguir una mujer joven, humilde y pobre. Quiere una morena, una mujer profunda con quien conversar. Y así como sueña, también tiene pesadillas, y quizá la vida es justa, pues su mayor pesadilla es que lo secuestren y lo torturen, tal como lo hizo él mismo tantas veces. La idea le hace sentir pánico.

“Yo soy un luchador de la vida, conozco la lealtad. Soy un asesino. Soy responsable de 3000 muertes, eso no se quita con nada. Yo ya paso a la historia como un asesino”.

A este mismo hombre lo conmueven los niños por bonitos y sinceros, y dice que tiene muy buena energía con los niños, que le cogen cariño enseguida. Precisamente, existe un programa de la Confraternidad Carcelaria de Colombia llamado: Delinquir No Paga Ni Vale la Pena, que previene a los jóvenes en situación de alto riesgo de la comunidad sobre los peligros a los que se exponen ellos y sus familias si se involucran en el crimen, y sobre las terribles consecuencias de no romper el círculo vicioso de la violencia y la delincuencia. Aún faltaba implementar este programa en la cárcel de Cómbita. Entonces hace un año fueron un grupo de niños y niñas a hablar con ‘Popeye’, junto con un equipo de psicólogos cerciorándose de que no haría una apología del delito. Popeye les dijo: “Si les gustan las armas y la sangre –porque a todos los jóvenes les gusta eso– métanse a la armada, a la policía, no hagan lo que hice yo”. Popeye estaba nervioso pero se fue contento, pero a los pocos días los medios del país criticaron duramente que le hubieran llevado niños. “No quieren que Popeye se asome a la legalidad”, dice, siempre hablando de sí mismo en tercera persona.

En un principio, ‘Popeye’ llegó a la cárcel por 7 años, por los crímenes del Cartel de Medellín: el avión de Avianca, la muerte de Galán, la muerte de Wendy (su novia, quien también fuera novia de Pablo Escobar), el secuestro de Andrés Pastrana, y la muerte del procurador Carlos Mario Hoyos.

“Más o menos, los muerticos son como 3000 –Dice con la misma calma con que me cuenta que por la noche no pasa frío en la celda porque tiene muchas cobijas–. Nosotros hicimos la paz con el gobernante de turno, César Gaviria, que es otra rata. Nuestro error fue no haber negociado con el Estado. No me cumplieron, vine por 7 años y llevo 21, e inclusive he estado ad portas de la extradición. Ya terminé de pagar los cargos por el Cartel de Medellín. Ahorita tengo un tema de narcotráfico, pero yo no soy narcotraficante, ojalá fuera. El DAS y la DEA me hicieron un montaje para extraditarme pero me zafé de eso y salgo en 11 meses. Yo conozco todas las porquerías del DAS y los estoy denunciando desde el 2004. El DAS tuvo que ver con el avión de Avianca, la muerte de Galán, la muerte de Bernardo Jaramillo Osa, etc. El DAS me acusa de haber traficado 10 kilos de cocaína a Holanda, y eso no es verdad. En el juicio, le pedí a la jueza permiso para ser muy sincero y le dije: ‘Yo no soy narcotraficante. Si usted me condena es por cuidar su puesto, pero yo lo que sé es matar. Y entre más gente tenga usted, mejor, porque más fácil la encuentro. Es más fácil encontrar un elefante que un ratón”.

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CERVEZA , FUTBOL Y METAL
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