Dice el dicho popular, "no hay cama pa'tanta gente" y en el caso de la ley de víctimas y la de restitución de tierras no se puede cobijar a todo el mundo, no sólo presupuestalmente hablando, sino también por sus dificultades probatorias.

Es obvio que leyes de este tipo deben tener limitaciones en el tiempo para que no se vuelvan inmanejables y, aunque es cierto que quedaron por fuera grupos de víctimas del pasado y del presente, se está haciendo un gran esfuerzo centrándose en la época más violenta.

Falta mucho por hacer, pero lo importante es que ya se comenzó, que en estos casos se reconoció a las víctimas y sirve como antecedente de que no se vuelva a repetir, al menos en su intensidad e impunidad. Cerrando este capítulo doloroso se está poniendo uno de los cimientos para la paz.