Las últimas arremetidas de Uribe contra Chávez constituyen otra cortina para amainar el impacto que pudiera tener la extradición hace pocos días de su ex cuñada Dolly Cifuentes, y forman parte de una maquiavélica estrategia diseñada por José Obdulio Gaviria (primo de Pablo Escobar) de contar con un banco de situaciones que puede utilizar –aun sacrificando personas inocentes como en el caso Sigifredo- como cortinas de humo cuando las necesite para ocultar sus pecados.
El escándalo Sigifredo estalló cuando por esos mismos días Mancuso y Don Berna habían prendido el ventilador contra Uribe, quien aprovechó para darle la orden al fiscal Montealegre de utilizar al diputado como cortina de humo para que las afirmaciones de los jefes paras no se esparcieran y trascendieran. (¿En qué quedaron?).
Detrás de la decisión de liberar a Sigifredo también se oculta el montaje que se está fraguando para la absolución de Carlos Cárdenas en el caso Colmenares, ya que se está tratando de vender la idea de que unos supuestos carteles de testigos falsos (como en el caso Sigifredo) están implicados en los juicios más resonantes de los últimos tiempos. La historia dirá que el muchacho Cárdenas fue víctima de la calumnia, y el caso se cerrará como muestra de que el poder es para imponerlo y que la justicia es para los que ya sabemos.