Sobre lo primero, creo que todo el mundo está de acuerdo en este momento, comenzando por el presidente de la república, que la protesta es la respuesta a la desesperación por los ataques continuos de la guerrilla y también por los abusos del ejército que se ensañó con las comunidades indígenas sobre todo en los años de la Seguridad Democrática, tratando de apaciguar a la población a punta de plomo, detenciones masivas y tildándolos de subversivos. De ahí las marchas continuas, recordándose la de 2009. Por ello, aparte de las tares que seguirá cumpliendo el ejército la inversión social y el diálogo deben marcar las nuevas relaciones entre el gobierno y los indígenas.

Sobre lo segundo, esto no es una invención mía. Me remito a lo que han dicho los expertos que conocen el terreno, las fuentes militares, las de la Fiscalía y las fuentes independientes como algunos corresponsales de guerra extranjeros que coinciden en que éste es el teatro de la guerra en este momento, en que ésta es la estrategia del ejército y que lo que se busca es cortar este corredor estratégico que lleva funcionando casi desde la creación de la Farc, basado en un terreno agreste, inhóspito y casi que indetectable para los que por allí transitan. Si todas estas fuentes están de acuerdo, les doy la mayor credibilidad y de ahí mi comentario.