Los automovilistas franceses tienen una nueva obligación legal desde este domingo: llevar un alcoholímetro en la guantera del coche si no quieren ser sancionados con una multa de 11 euros y con la pérdida de un punto del carné de conducir.



La medida, aprobada y anunciada por el anterior gobierno conservador de Sarkozy-Fillon en diciembre de 2011, entró en vigor este domingo con el refrendo del actual ejecutivo socialista de Hollande-Ayrault. Y es que el consumo de bebidas alcohólicas se perfila, según las últimas estadísticas, como el causante de un 30,8% de los accidentes mortales en el Hexágono. Y cuando se trata de asuntos de seguridad vial, no hay ideologías que valgan.

"Ese porcentaje del 30,8% resulta muy superior al 17% de Gran Bretaña o al 10% de Alemania, mientras que el consumo de alcohol por habitante en los tres países viene a ser casi idéntico. Lo cual quiere decir que en Francia no se respeta suficientemente la regla de ‘si bebes no conduzcas’", señala un portavoz del Servicios de Seguridad Vial.

Hace ya seis meses que las discotecas y locales nocturnos galos disponen de alcoholímetros químicos o electrónicos, que los clientes pueden solicitar para conocer su estado de embriaguez, con ello se busca prevenir los accidentes de tráfico en el camino de vuelta a casa. ‘Sople y sabrá’, reza el distintivo ubicado a la salida de los establecimientos con la intención de incitar al autocontrol de los automovilistas noctámbulos.

En cuanto a los alcoholímetros homologados preceptivos desde este domingo, su precio oscila desde el químico desechable de un sólo uso a 1 o 3 euros hasta el electrónico que sirve para 500 controles por 100 o 200 euros. Los stocks se han agotado hace días en supermercados, farmacias, estancos y comercios especializados en repuestos de vehículos. Y no se espera reposición hasta dentro de dos o tres semanas.

Así que si planea cruzar los Pirineos en coche, en próximas fechas, consiga uno en España o sepa que viaja usted infringiendo el código de la circulación. Pero tampoco se preocupe en exceso: el periodo de aplicación de la nueva ley dura hasta el 1 de noviembre y, durante ese tiempo, los agentes de tráfico que le paren tan sólo podrán recordarle la obligatoriedad de llevar dicho test en el coche, el autobús, el camión o la moto de más de 50 cc. Pero de multa y retirada de puntos, por ahora, nada.

Escasez de alcoholímetros

Debido a la escasez del producto, de los 36 millones de conductores que hay en Francia no serán muchos los que consigan irse de vacaciones con el dichoso ******ito en la guantera. Mientras, quienes sí van a hacer su agosto son los fabricantes de alcoholímetros, aquí llamados ‘éthylotests’.

Una de las empresas líderes de este sector, Contralco, ha pasado en la primera mitad de 2012 de 61 a 112 empleados y calcula que tendrá que contratar a otros 90 de aquí a fin de año. A pesar de ello, no dan abasto. Según su director de marketing, Guillaume Neau, la producción de estos dispositivos desechables era hasta hoy de 12 millones anuales, mientras que se espera una demanda de cerca de 50 millones por temporada.

En Francia, donde el máximo autorizado es de 0,25 miligramos por litro de aire espirado –el mismo que en España–, 3.970 personas perdieron la vida en 2011 en accidentes de circulación. La mitad de ellos sucedieron durante el fin de semana, con mayoría de víctimas jóvenes de edades comprendidas entre 15 y 24 años. En el futuro, el gobierno prevé imponer el alcoholímetro de serie en todos los vehículos de nueva fabricación, que impedirá el arranque de los mismos en caso de que el conductor de positivo.

Esta norma viene a sumarse a la instalación reciente de 400 radares suplementarios que no pueden ser detectados por los GPS y cuya presencia en las carreteras no es anunciada por ninguna señal de tráfico. Con dichas iniciativas, el Estado francés pretende reducir la cifra de accidentes mortales en ruta a la mitad en diez años. Ojalá se consiga.