 Respuesta: Álvaro Uribe 2012- Laureano Gómez 1940: un paralelo aleccionador
Aunque en este mensaje hay mucha veracidad, sobre todo en lo histórico, creo que es tímido en señalar la efectividad del Estado represor. Ese Estado terrorista que mina las mismas instituciones liberales. Parece como si se aceptase la posibilidad de un pretendido "gobierno de los decentes". No aparece una advertencia sobre el desconocimiento que hacen las élites de la efectividad del Estado cuando se trata de cumplir cabalmente con la obligación del Estado para garantizar los derechos de los ciudadanos. Se omite el hecho de que las instituciones están diseñadas para mantener "a raya" a los más desfavorecidos. El ciudadano llano no encuentra cómo canalizar sus derechos y sus obligaciones a través de eso que en el papel constitucional está muy claro pero que en la vida material es una burla, una charada persistente en contra del mismo Ser humano.
Disfrazar el conflicto bajo la lente de una contienda entre fuerzas extremas en el que hay "en el medio una sociedad" inerme que se ve asfixiada, por el mismo, no lleva más que a distraerse aún más en la comprensión de la verdaderas causas de la guerra civil permanente de los colombianos.
Tal ves, se pueda apuntar que esa extrema derecha que caracteriza a las élites colombianas opera con mayor cinismo desde 1940, como lo anota el artículo. Se hace necesario este ******o ideológico, este accionar catastrófico sobre las masas (recordemos a Jorge Eliecer Gaitán - cumplidada la sentencia sobre su humanidad y las masas que le seguían “¡…llegaremos hasta la acción intrépida y el atentado personal… y haremos invivible la república!”-). Cada vez que reclaman desde los sectores democráticos y de izquierda la libertad y la igualdad se aplica reencauchada una doctrina: hoy con esos sectores que se parapetan detrás de la marca Alvaro Uribe Vélez se alega el "terrorismo" aplicado con argucia legítima sobre los reclamantes bajo el eufemismo de la "seguridad democrática". Lo natural en el devenir político, es que la derecha, ha usado el extremismo para negar una sociedad paritaria. En ese camino ha creado su contraparte extrema en los sectores perseguidos y acorralados de la sociedad.
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