Ver Mensaje Individual
Antiguo , 16:27:20   #1
Kaffeetrinker 2 Álvaro Uribe 2012- Laureano Gómez 1940: un paralelo aleccionador Calificación: de 5,00

Los mejores licores
Jugando con candela

El 15 de septiembre de 1940 Laureano Gómez pronunció en el Senado unas palabras que todavía pesan como plomos en la memoria de los colombianos: ¡…llegaremos hasta la acción intrépida y el atentado personal… y haremos invivible la república!. Si midió el terrible alcance de sus palabras o no, ya no importa: la ética de la responsabilidad, tan necesaria en la vida pública, había sido violada irreparablemente.




Setenta y dos años después, Álvaro Uribe tiende un velo de sombras sobre todos los que no piensan como él: terroristas o cómplices del terrorismo. Poco importa que este recurso sea burdo, o aún que sea ridículo: alguno de sus asesores le habrá refrescado la prédica de Goebbels sobre las grandes mentiras, razonamiento simétrico al de Laureano Gómez acerca del papel de la calumnia.

La prédica de Gómez arrastró a Colombia por el despeñadero de la violencia. Miles de vidas se perdieron sin razón valedera y muchos de nosotros llegamos a sufrir las angustias de la huída y la tristeza del desarraigo. Claro está, la palabra aviesa no fue la única causa de la violencia. Como dan cuenta las historias del Tolima, del Huila, del Valle del Cauca, también estaban al acecho los despojadores de tierras. Así quedó vengado el tímido intento de López Pumarejo por comenzar a resolver el problema agrario.

Hoy están muy presentes quienes ven el intento de justicia para los despojados como una afrenta proveniente del “terrorismo”. Una afrenta que debe ser vengada de cualquier manera posible, incluso por la violencia si fuera necesario. Esas fuerzas pueden ser desatadas por palabras irresponsables de quienes tienen la obligación de la prudencia


Azuzando a las Fuerzas Armadas

El ex presidente Uribe, con una retórica menos cuidada que la de Gómez, pero igualmente letal en potencia, se lanza a desacreditar la institución presidencial que dos veces le confiaron sus compatriotas.



Hoy están muy presentes quienes ven el intento de justicia para los despojados como una afrenta proveniente del “terrorismo”.


Como Gómez en su tiempo, cuando soliviantó a los cuarteles hasta llegar al golpe de Pasto en 1944, Uribe trata de romper un principio fundamental del Estado de derecho: el apartidismo institucional de las Fuerzas Armadas. Para esto utiliza el argumento de la desprotección jurídica de los militares.

Pero el uribismo pretende ignorar la parte de responsabilidad que lleva el gobierno de la seguridad democrática en el desmonte y descrédito de la justicia penal militar. Refiriéndose al convenio sobre fuero militar que suscribieran el ministro de Defensa Camilo Ospina y el Fiscal General Mario Iguarán en Junio de 2006, el ex ministro Fernando Londoño escribió el 12 de julio pasado en El Tiempo que… “Revocar la detestable carta de Ospina–Iguarán y sacar la Fiscalía del resultado de cualquier combate es cuestión de vida o muerte.” La petición puede ser respetable, pero ¿ignora Fernando Londoño de quién fue ministro Ospina?

El ex presidente Uribe, por su parte, no ha podido entender que pretender reducir la subversión colombiana —sí, criminal y terrorista, pero también política— a mera delincuencia común puede resultar en negarle a las fuerzas de seguridad del Estado la apelación al Derecho Internacional Humanitario, derecho específico de los conflictos armados, para combatirlos con más eficacia y contundencia.
El derecho a la iniciativa en el uso de las armas hace toda la diferencia. El mismo ex ministro Londoño lo entiende perfectamente cuando, de manera acertada, escribe en la columna citada antes… “Hay que recoger de inmediato la peregrina tesis de que las “bacrim” son problema policíaco”.

En fin, que primero se entiendan entre ellos y luego propongan. Las Fuerzas Armadas deben ser objeto de debate, pero no para sacarlas de la imparcialidad política que las mantiene como garantes del Estado. Deben permanecer libres de utilizaciones indebidas, respetadas y respetables para los colombianos.


Régimen de la amenaza

El 17 de septiembre de 1940, Alberto Lleras pronunció las siguientes palabras como respuesta a Gómez:
“Es el régimen de la amenaza (…) Guerra civil si el candidato elegido no es satisfactorio para el conservatismo. Guerra civil si no se deroga la constitución de 1936. Guerra civil si no se acaban las garantías a los trabajadores de Colombia. Guerra civil si no se deja, al fin, que el partido conservador gobierne la república a su antojo (…) La guerra civil no la van a ganar los conservadores sin hacerla. No entregamos nada a una amenaza. No por jactancia, ni por ferocidad, ni por terquedad, sino porque una república se hace invivible cuando los extorsionadores se convierten en amos” .



El uribismo pretende ignorar la parte de responsabilidad que lleva el gobierno de la seguridad democrática en el desmonte y descrédito de la justicia penal militar.


Si se cambian un par de sustantivos y una fecha, la cita adquiere una actualidad evidente y no sólo por lo que atañe a la derecha extrema, sino también, al otro extremismo, el de la subversión armada, que en los términos de la jerga común en los partidos comunistas, se comporta como “aliada objetiva del enemigo”.


La derecha colombiana se alimenta, como un “hueco negro”, de la estupidez de las guerrillas, incapaces de aceptar su derrota política y su caducidad histórica. Uno y otro extremismo estimulan la polarización de la sociedad y le quitan espacio al equilibrio, a la sensatez y al buen juicio. ¿Sería mucho pedir sindéresis a quienes creen que andan con la verdad entre el bolsillo… o con la mano de Dios entre un frasquito?


La moral posicional

El poder de la palabra es tan grande como el de las armas. Cuando García Márquez nos pinta un dictador cuyas órdenes se cumplen antes de que se pronuncien, es posible que tuviera en mente el drama de Enrique II y Tomás Becket. El rey expresa delante de sus cortesanos su desesperación ante el “cirirí” del arzobispo de Canterbury. Cuatro de estos cortesanos diseñan un plan y asesinan a Becket en los escalones que llevan al altar. El rey en su amargura les cobra el crimen con la vida, porque no olvidaba su amistad profunda con Becket. El estremecimiento que produce la lectura de Murder in the Cathedralde T.S. Eliot debería ser experimentado por todo gobernante: ¡para que aprenda a morderse la lengua!




La derecha colombiana se alimenta, como un “hueco negro”, de la estupidez de las guerrillas, incapaces de aceptar su derrota política y su caducidad histórica.


Todos estamos sujetos a una moral general que rige las relaciones entre los miembros de una sociedad. Pero hay personas regidas por una exigencia mayor, un estándar moral más elevado, el de una “moral posicional”, la misma que hace más grandes las obligaciones de jueces, policías y maestros, por ejemplo. Quien por dos veces ha recibido de los colombianos el honroso encargo de presidirlos y conducirlos, no puede pasar por encima de las instituciones que lo hicieron posible. Las personas pasan, las instituciones permanecen.

Cuando una sociedad y un Estado son fuertes, las instituciones conservan la estabilidad y tutelan el pacto social. Cuando son débiles y están desintegradas, las sociedades piden un caudillo. La apuesta tiene que ser por la institucionalidad. Del mesianismo ha quedado poco en las historias de la política. Sea este el momento para recordar uno de los mayores “vainazos” que le endilgó Alfonso López Michelsen a Carlos Lleras Restrepo, por allá en los años setenta: “De gente necesaria, están llenos los cementerios”


Lo adecuado sería no botar a la basura el capital de aprendizaje acumulado por más de sesenta años de sufrimientos. Sin embargo se desaprende. El malestar de la política colombiana es evidente. Se siente la tensión en el aire. Las reservas democráticas del país denuncian, pero no parecen movilizarse para evitar el abismo.

Las políticas de los extremistas pueden llevar a un cruce del Aqueronte, aquel río de la mitología griega que conducía al Hades y una vez cruzado no admitía regreso posible. Para muchos, setenta años no bastan. ¡Pilas! Porque si se da el paso, no quedará ni la posibilidad del poema de Yeats que reza: “…para cantar a los señores y a las damas de Bizancio sobre cuanto pasó, está pasando o va a pasar…”.

ft:http://www.razonpublica.com/index.ph...ccionador.html

El perfil del autor lo encuentra en este link.

Comentarios Facebook


Última edición por pakirris; 22-07-2012 a las 16:28:31
pakirris no está en línea   Responder Citando

compartir
                 
remocion sep Gold sep Silver sep Donar

marcaNo Calculado   #1.5
SponSor

avatar
 
Me Gusta denunciando
Estadisticas
Mensajes: 898.814
Me Gusta Recibidos: 75415
Me Gustado Dados: 62988
Fecha de Ingreso: 02 jun 2006
Reputacion
Puntos: 1574370
Ayudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen caminoAyudante de Santa está en el buen camino
emoticon Re: Álvaro Uribe 2012- Laureano Gómez 1940: un paralelo aleccionador

 
Los mejores licores
 
   
   
_______________________________________________
Publicidad :)
conectado
 
Page generated in 0,09017 seconds with 12 queries