Esmail Ahmadi-Moghaddam, jefe de la Policía de Irán, recomendó a las cadenas de televisión que se abstengan de difundir programas y películas donde se consuma pollo, una comida que ha quedado fuera del alcance de la mayoría de los iraníes, afectados por una feroz inflación.
"Las películas son una ventana de la sociedad. Después de ver films sobre la vida de los ricos, algunas personas pueden agarrar un cuchillo y hacer valer sus derechos. La televisión no debe ser un esc******e para mostrar lo que no es accesible a los ciudadanos", afirmó el funcionario, cuñado del presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Esta advertencia se inscribe dentro de una preocupación del régimen por las tensiones que generan la alta inflación y los problemas económicos provocados por las sanciones internacionales, entre las que se incluye el boicot de la Unión Europea al petróleo, producto clave para las finanzas iraníes. La semana pasada, el ministro de Cultura y Orientación Islámica, Mohammad Hosseini, advirtió a los medios que eviten los informes negativos sobre el impacto económico de las sanciones.
El pollo es el símbolo de las privaciones que sufren los habitantes de Irán. En las últimas semanas, el kilo ha subido hasta los 70.000 riales (unos 5,63 dólares), tres veces más de lo que costaba el año pasado. Aumentos similares han sufrido la carne roja, verduras y frutas.
Esta situación ha generado largas colas en los centros estatales de distribución de alimentos, donde el pollo se vende -en poca cantidad- a cambio de cupones entregados por el Gobierno.
MDZOL