Denunciante Popular
 |  A 40 años de la muerte del Bolerista de America
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 | Puerto La Cruz.- Luego de una noche de música y farra, cuatro hombres compartían unos tragos en el bar del Hotel Borinquen Tower de Isla Verde en Puerto Rico cuando empezó una disputa. Mientras dos de ellos discutían, uno se marchó y el grupo se redujo a tres. Más tarde en la calle frente al hotel sólo se veía a dos sujetos que caminaban juntos. Un vehículo se detuvo frente a ellos y de la ventanilla asomó un revólver del que salieron tres disparos en contra de uno de los hombres de a pie. Sobre la acera cayó el “Bolerista de América”, Felipe Pirela, quien sólo horas antes había deleitado al público del Nigh Club El Molino Rojo de Caguas con sus mayores éxitos, dejando la promesa de grabar un nuevo Long Play (LP). Esta es la historia de cómo el 2 de julio de 1972 enmudeció la voz marabina que logró enamorar a miles en América Latina y Estados Unidos a manos de Luis Medina Rosado, contada según la visión de Luis Armando Ugueto, escritor e investigador que se convirtió en el biógrafo del cantante. Temas como “Entre tu amor y mi amor”, “Únicamente tú” y “Pobre del pobre” o su emblemática interpretación de “Sombras nada más” forman parte del recuerdo de quienes disfrutaron de la música romántica en los años 60. Las circunstancias que motivaron su muerte se vieron rodeadas de información poco clara y de mucha especulación surgida de los escándalos que persiguieron al artista a raíz de su divorcio. “Los venezolanos y los latinos en general somos muy puritanos y todo lo satanizamos. Por eso cuando Pirela murió se habló de drogadicción, de su condición homosexual y se trató con mucha rudeza su memoria”, dice Ugueto. “La mayoría de los cantantes tienen una vida de excesos y en esa época, prácticamente todos estuvieron involucrados en drogas y otros vicios, pero fue Pirela el que pagó los platos, el que abrió la ventana a ese mundo de desordenados y recibió la crítica. Un juicio exagerado que le costó su carrera en Venezuela”. Cuando en 1966 Pirela se separó de Mariela Montiel Prieto después de dos años de matrimonio y una hija, se desató una suerte de novela en la que la prensa se alimentó de las declaraciones de Montiel que hablaban sobre la homosexualidad del joven cantante y el contrapunteo público entre ambos. “Es definitivo que el escándalo relacionado con su condición sexual caló muy mal en el público. En unos escuchas definidos por el ‘macho’ venezolano que no eran capaces de aceptarlo bajo esos términos y que en definitiva lo condenaron a ser profeta sólo lejos de su tierra. Creo que si su vida personal se hubiese manejado de una manera más discreta, seguramente su destino habría sido otro y no quizá el que lo condujo a la muerte tan joven. Pirela fue un hombre inmensamente pacífico que vivió con mucha turbulencia”. Pero Pirela no es reconocido únicamente por titulares de farándula o por su prematura muerte, sino por el talento que desplegó en el escenario. Corto camino al estrellato Apenas en 12 años de carrera artística, Pirela se adjudicó el título de “Bolerista de América” y fue, además, junto a Lila Morillo, uno de los vendedores de discos más prolíficos de nuestro país, logrando 1 millón de copias con el sello Velvet. El camino artístico llevó a Pirela desde la formación del grupo Los Happy Boys, apenas a sus 13 años, hasta compartir cartelera en teatros internacionales con figuras tan reconocidas como Raphael o Sandro. Su trayectoria se dio de la mano de diversas colaboraciones. Quizá la más conocida junto a los músicos de la Orquesta Billo’s Caracas Boys desde 1960 hasta 1963. Su debut con la Billo’s lo convirtió en el cantante revelación del año (1960) en el que se dio el lanzamiento de tres discos de la agrupación. Pero antes, más allá del acetato, delante de las cámaras y en la radio, el marabino hizo por cuenta propia un nombre que le abrió las puertas a pantallas nacionales como las de Radio Caracas Televisión en El Show de las Doce (1957). También la entonces recién formada televisora Ondas del Lago contó con la melodiosa voz de Pirela en el programa La Hora Estelar, gracias a lo cual se convirtió en miembro fijo de la nómina de artistas del canal y de su programación radial. El joven rápidamente se dio a conocer como una de las voces más prometedoras de la región zuliana y su visita a Caracas sólo lo confirmó en las presentaciones realizadas junto a la Billo’s. A partir de su disco como solista, aún bajo el apoyo de la orquesta de Billo Frómeta, Pirela se consolida como una voz emblema a nivel nacional y es precisamente una de las últimas canciones grabadas junto a ellos de las preferidas de su público: “Sombras nada más”. Tras la renuncia a la orquesta, Pirela acepta el contrato ofrecido por la discográfica Velvet, con la cual empieza un camino en solitario que lo condujo desde la algarabía de sus muchas fanáticas hasta el destierro de la opinión pública nacional. El primer disco de esa época, “Un solo camino: México” (1963), fue precisamente gracias al cual se ganó el título bajo el que se le conoció más tarde, “Bolerista de América”. Un año más tarde Pirela no sólo graba su segundo y tercer LP sino que contrae matrimonio con una de sus admiradoras, Mariela Montiel, una joven de 14 años con la que tuvo a su única hija, Lennis y, además, la gira realizada ese año por Puerto Rico y Nueva York lo consolida como estrella internacional. Según Ugueto, Pirela estaba en la plenitud de su carrera cuando se casó. Luego de ser contratado como artista exclusivo de Radio Caracas Televisión, Pirela gana con su álbum “Cuando vivas conmigo”, lanzado en junio, un récord Guinness al convertirse en el primer cantante venezolano en vender un millón de copias, hecho que le adjudicó el título de “El millonario de la canción”. Gloria y tragedia En un período tan favorable ocurre el evento que lo marcaría y que forzaría su permanencia en el exterior. El divorcio de Montiel y el escándalo que le siguió hizo que el público venezolano lo dejara de lado. Desde su residencia en Miami, EE UU, continúa sus viajes por países como República Dominicana, Panamá, Nueva York y Puerto Rico, donde fija residencia. “Internacionalmente vivió grandes momentos, siendo su mejor año el 67, cuando recorrió 9 ciudades estadounidenses convirtiendo este país en su plaza más importante. Más allá de su tierra, Pirela dejó una huella que no fue opacada con su muerte, gracias a esa voz con la que conquistó a toda América”, afirma Ugueto. http://eltiempo.com.ve/tiempo-libre/...no-muere/57280
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