Tomado de You TubeAl grito de ¡acción! tres caleñas con uniforme de fútbol, que se hacen llamar Celeste, Sandra y Karina, entran en escena y comienzan a seducir a su entrenador mientras él las invita a realizar sugerentes ejercicios de estiramientos y evalúa sus movimientos.
Tras un juego de palabras y constantes coqueteos, las mujeres viajan a una finca con su amante, donde ocurre el encuentro sexual. Hasta aquí parece una de las tantas películas colgadas en las más de 260 millones de páginas que ofrecen cine para adultos, pero esta cinta tiene una particularidad: fue grabada en el Estadio Pascual Guerrero de Cali.
La sociedad caleña y los medios están alarmados, pero no es la primera vez que lugares emblemáticos de Colombia como este escenario deportivo y el Castillo de San Felipe en Cartagena, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son usados por productoras porno como locación para sus películas. En lo que va del año se han conocido cuatro videos de cine para adultos grabados en este tipo de escenarios.
Primero apareció uno filmado en una estación de Bomberos de Puerto Colombia, Atlántico; luego otro usó una pista de paintball en Bocagrande, Cartagena, para ambientar las escenas eróticas. El tercero tuvo como telón de fondo el Castillo de San Felipe y ahora, acaba de salir a la luz esta película de una hora y 20 minutos, que arranca su historia en el estadio azucarero y se cree que fue filmada a finales de 2011.
En el reciente video aparecen dos personas que también habían protagonizado los de Cartagena, Bocagrande y Puerto Colombia, por lo que se presume que la productora 'Culioneros.com', está detrás de estas grabaciones.
La tendencia de grabar películas XXX en lugares públicos y no en estudios o cuartos cerrados como se acostumbraba está en aumento. Según la sexóloga Luisa Torres, esto se debe a que “para los espectadores es muy atractivo observar a las parejas teniendo sexo en espacios turísticos o institucionales porque son lugares cercanos, que ya han visitado y por eso saben lo complicado que puede llegar a ser tener una aventura sexual, ante la mirada de los demás visitantes y esquivando el control de las autoridades. Es un cóctel de adrenalina y sexo que enloquece a los voyeristas”.
Desde hace unos años la industria porno en Colombia está teniendo un auge. No solo es consumida localmente sino que sus producciones en mayor medida son exportadas a destinos tan lejanos como Rusia y Japón. Allí estos videos caseros, grabados casi de forma improvisada y con un presupuesto que no sobrepasa los cinco millones de pesos, reciben mínimo 10.000 dólares por cada producto. Un negocio rentable en una industria que tan solo en Estados Unidos genera ganancias estimadas de entre 9.000 y 13.000 millones de dólares al año.
Ya que en este mercado cada vez aumenta más la demanda de actrices colombianas y de relatos menos acartonados, no es de extrañarse que el país termine convertido en una de las potencias en el continente en la industria del sexo, a la par de Brasil. Falta ver qué opinan las autoridades nacionales al respecto.