Ver Mensaje Individual
Antiguo 17-06-2012 , 16:41:00   #2
EL*BARTO
Denunciante Épico
 
Avatar de EL*BARTO
Me Gusta EL*BARTO apoya: Denunciando
EL*BARTO apoya: Zona Deportes
EL*BARTO apoya: Zona Hot
Estadisticas
Mensajes: 38.865
Me Gusta Recibidos: 16485
Me Gustas Dados: 16051
Ingreso: 05 feb 2008

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 18
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 784
Puntos: 1496345
EL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputaciónEL*BARTO tiene reputación más allá de la reputación
Premios Recibidos
Mencion De Honor Denunciando Mencion De Honor Denunciando Mencion De Honor Denunciando Mejor firma 
Total De Premios: 4

  
Respuesta: Qué le pasa a Gustavo Petro

Cuestión de estilo

Las dificultades que están marcando el gobierno de Gustavo Petro en Bogotá no se limitan a la estrategia política. En este semestre el mandatario ha construido un estilo ejecutivo marcado por el autoritarismo, la desconfianza en su equipo y una excesiva inclinación a la retórica. La primera característica quedó en evidencia con la carta de renuncia de Daniel García-Peña, director de Relaciones Internacionales de la Alcaldía, coequipero y amigo suyo en los últimos diez años. En su queja por la decisión de Petro de sacar a María Valencia, su esposa, como secretaria de Hábitat, García-Peña confirma lo que se venía comentando en muchos círculos sobre el trato del alcalde hacia sus colaboradores: "Lo mínimo, por decencia, era tener la valentía de poner la cara… y no permitir que sean informados de sus despidos por los medios". El antiguo compañero de luchas políticas va más allá: "Un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota".

Con la salida de Navarro Wolff y ahora de García-Peña y Valencia, Petro ha perdido a tres miembros de su anillo más cercano. Minar así sus escuderos íntimos no solo es torpe sino peligroso, ya que se van personas capaces de decirle que no al gobernante. Lo anterior se conecta con la falta de confianza en su gabinete. Con contadas excepciones como Guillermo Jaramillo, secretario de Salud, y Guillermo Asprilla, secretario de Gobierno, los altos funcionarios distritales se han caracterizado en esta administración por el silencio y el bajo perfil. Aun en temas críticos para la ciudadanía como la movilidad, la jefe de ese sector, Ana Luisa Flechas, no es una vocera del Distrito y con frecuencia es desmentida por el propio alcalde.

La movilidad recoge como pocas áreas los problemas de gestión de la alcaldía de Petro. Por ejemplo, la renuncia de la plana mayor de TransMilenio reflejó las discrepancias entre los técnicos y los políticos sobre el futuro del sistema. A esto hay que añadir los desórdenes contra la infraestructura de los buses rojos que profundizó las dudas sobre el compromiso del alcalde con futuras troncales. Las filtraciones y bandazos sobre medidas sensibles como el pico y placa han minado la confianza ciudadana en la capacidad del Distrito para resolver el tema más prioritario para los bogotanos. Por último, a pocas semanas de la entrada en operación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), que el propio mandatario ha calificado como un "colapso", persisten las alertas de expertos sobre la poca preparación de la ciudad y de información para los usuarios.

Al igual que se decía que el expresidente Álvaro Uribe no tenía ministros sino viceministros, Petro cuenta con subsecretarios en la mayoría de las carteras. El protagonismo del burgomaestre en la mayoría de los asuntos de la agenda distrital es preponderante y permanente. Sin embargo, esa excesiva exposición, sumada al constante 'tuiteo' de los primeros cuatro meses de gobierno, no se ha traducido en un mejor conocimiento de la gestión ni en una comprensión de los bogotanos sobre el 'modelo de ciudad'. Al contrario, los diversos mensajes, y en algunas ocasiones su complejidad, han derivado en confusiones y cruces de cables. Al final, el alcalde bogotano ha terminado proyectando una percepción de improvisación en iniciativas claves como el tren ligero o de incumplimiento de promesas como en los jardines infantiles o la jornada única escolar.

Por último, viene creciendo la disparidad entre los anuncios de Petro y su capacidad de convertirlos en realidad. Una lectura inicial del Plan de Desarrollo de la capital muestra una serie de ambiciosos objetivos en materia de movilidad urbana, ordenamiento del territorio, segregación espacial y mitigación del cambio climático. No obstante, la ruta para ejecutar estos programas no es la más clara. En unos, como los proyectos de metro y trenes, la financiación de 15 billones se perfila como un duro obstáculo, mientras que en otros, como el ordenamiento alrededor del agua, las metas puntuales terminaron siendo mucho más modestas que el discurso retórico de la administración.

Ejecutar, ejecutar, ejecutar

En una reciente entrevista con El Tiempo, Gustavo Petro reconoció la necesidad de un equipo de gobierno más gerencial. "Necesitamos un gabinete con la capacidad de arriesgarse", afirmó el alcalde al anunciar que había pedido la renuncia masiva de sus 12 secretarios y directores de institutos. A pocos días de haber aprobado el Plan de Desarrollo en el Concejo, todo indicaba que la administración usaría esa 'autocrisis' como oportunidad para incluir directivos de un perfil más ejecutivo y para reorganizar las prioridades. Tras casi una semana de interinidad, los cambios efectuados confirman que Petro mantiene su rumbo intacto. Los nuevos miembros del gabinete distrital mantienen el mismo perfil de los antiguos: académicos y asesores cercanos al proyecto de Progresistas.

Aunque no se puede desconocer la herencia tóxica que en materia de movilidad y corrupción recibió Petro en enero, el tiempo para ordenar la casa ya se agotó. La falta de acción frente al caos del tránsito tiene agotada a la ciudadanía. Así mismo, las dificultades de la administración en transmitir su visión y modelo de ciudad ha dejado a los habitantes con una sensación de desconcierto que se está transformando en rechazo. De hecho, en las redes sociales crecen los llamados a movimientos de revocatoria del mandato que deberían preocupar a la Alcaldía Mayor.

En resumen, a Petro se le ve lejano y casi solitario. Lejos de sus antiguos aliados de izquierda, lejos del establecimiento político tradicional, lejos de los medios de comunicación, lejos del Concejo Distrital y lejos de su equipo de gobierno. Y por encima de todo, lejos de la mayoría de los bogotanos.


Semana.com


__________________
.








.
EL*BARTO no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,06454 seconds with 11 queries