Esta anécdota me hizo recordar las casas que les prometen regalar en Colombia a los deportistas cuando triunfan en el exterior. No sólo el presidente. Gobernadores y alcaldes, reciben a los deportistas, muchos de ellos venidos de los estratos más bajos de la sociedad, con toda clase de promesas, incluyendo la más sentida, casa propia.

Algunas son cumplidas y otras se quedan en promesas. Un ejemplo, el de Jackeline Rentería, medalla de bronce en lucha en los olímpicos de Pekín 2008. La casa se la están construyendo después de varios años de burocracia de por medio.

Pero también hay frustrados como los campeones mundiales de futbol Salón 2011, al que se les prometió otorgarles casa a través del Fondo Nacional del Ahorro, promesa hecha por el Presidente Santos, pero hasta ahora ni siquiera han conseguido cita con el director de Coldeportes Edgar Botero.

Como dice el viejo dicho, en todas partes se cuecen habas y Colombia no es ajena a esta práctica entre populista y folclórica y en el caso de Chávez con propósitos electorales, o simplemente tratando de hacer méritos para su tránsito cercano al más allá. Nunca se sabe qué se pueda encontrar en el otro mundo.