Lo bueno de escuchar a personas ajenas al conflicto colombiano y que, además, tienen una visión universal como analistas de las guerras en todo el mundo, es que permiten un análisis desapasionado, objetivo, en el que no se persigue ningún interés salvo el de dar una visión cercana a la realidad.

De ahí que leer la entrevista sea enriquecedor por su sensatez. El tema no es si las FARC fueron las autoras del atentado. Bien lo dijo el general Naranjo, es una de las hipótesis que se está estudiando, pero hasta ahora no existe prueba alguna que señale si fue la subversión u otro grupo, así que así nos jalemos los pelos y clamemos porque los exterminen con bombas atómicas para que no queden de ellas ni las moléculas, aún no se puede predicar la autoría en cabeza de nadie.

Pero volviendo al tema, el examen que se hace es del conflicto colombiano. La experiencia mundial es que la mayoría de las guerras terminan en negociación y Colombia no es la excepción. Tarde o temprano los actores del conflicto deberán sentarse y dialogar, y lo que es más importante, ceder.Nadie en su sano juicio puede pretender que un proceso de paz se haga con una de las partes ganándose todo y la otra no ganándose nada. Por fuerza ambas partes deben ceder y mediante un borrón y cuenta nueva realizar la reconciliación y comenzar a construir el nuevo país.

Lo único quizás que no es negociable son los crímenes de lesa humanidad y por las heridas recientes que demorarán en cerrar, tampoco la participación en política por un tiempo de los combatientes desmovilizados. De resto, los demás es negociable. Es el precio de la paz si de verdad quiere construirse un nuevo país para las nuevas generaciones.

Lo otro a destacar es el momento histórico que se vive. La guerra seguirá un tiempo, pero llegó el momento de apostarle a la paz. No sólo hay al frente del país un estadista que quiere cerrar la brecha de la inequidad, combustible de este conflicto, sino que por primera vez en muchos años, la guerrilla por fin se convenció que la toma del poder por las armas jamás se producirá, y que los ejemplos de la llegada al poder de la izquierda por la vía democrática se multiplican en la región.

Finalmente hay algo muy importante. Se puede sacrificar la justicia por medio de penas menores o amnistías para los combatientes rasos, pero no la verdad. Esta memoria histórica es fundamental. Debe saberse toda la verdad y sobre ella edificar esta nueva sociedad que deberá aprender de estos errores de todos los actores para empezar a vivir de nuevo.

Estupenda entrevista que nos permite mirar un poco más allá de muestras emociones, nuestros odios y nuestras angustias. Estas son los análisis que valen la pena.