Autoridades sostienen que la bocina del carro es sólo para emergencias.
BOGOTA. Además de los insufribles y constantes trancones, los conductores de vehículos particulares, públicos y los transeúntes deben soportar diariamente una 'sinfonía' de bocinas.
"En Bogotá no existe la cultura del debido uso del pito. Éste no es para solucionar una congestión, sino para hacerse 'visible' en una situación de riesgo", indicó el coronel Édgar Velandia, comandante de la Policía de Tránsito de Bogotá.
De acuerdo con la Secretaría de Movilidad, en lo corrido del año se han impuesto 6.977 comparendos por hacer mal uso del pito y por emplear dispositivos propios de vehículos de emergencia como sirenas.
Igualmente, por infracciones como la instalación y uso de dispositivos o accesorios generadores de ruido, como sirenas, alarmas, resonadores y pitos adaptados a los sistemas de bajo y de frenos de aire, la entidad ha puesto 5.941 multas.
"El ruido del pito genera mucho estrés, mal genio e intolerancia", afirmó Adriana Sandoval, conductora de bicicleta.
En el mismo sentido apuntó Alberto Cáceres, motociclista, quien sostuvo que las bocinas son útiles para avisar, pero pueden ser aburridoras "porque estresan".
El ruido generado por las bocinas, semejante a unos 90 decibeles (dB), 60 dB menos que los 140 que constituyen el umbral del dolor, está reglamentado por la Alcaldía en algunos sectores.
Zonas donde quedan hospitales, bibliotecas, guarderías, sanatorios u hogares geriátricos tienen un tope máximo de ruido permitido de 55 dB de día y 50 dB de noche.
Zonas residenciales y de estudio tienen una restricción de 65 dB de día y 55 de noche.
En lugares de rumba, que son sectores comerciales, como la Zona Rosa, lo permitido son 70 decibeles de día y 60 de noche. Mediciones de la Secretaría de Ambiente de 2009 indican que estos lugares sobrepasan, con 72 dB, lo autorizado.