Una pistola se consigue en San Andresito por un millón 200 mil pesos y cien balas, por 150 mil.
La solicitud de ampliar la restricción del porte de armas en Bogotá por otros seis meses -ya lleva tres- y la reciente propuesta del general Óscar Naranjo, director saliente de la Policía Nacional, de extender la veda a todo el país no son gratuitas.
En 4 meses, los hombres de Naranjo han decomisado en toda Colombia 9.455 armas, avaluadas en más de 17.700 millones de pesos, lo que da una idea de cuánto mueve el negocio. Han caído desde revólveres hasta ametralladoras M-60, capaces de disparar 550 balas por minuto.
De hecho, 15 días después de la posesión del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, una de esas apareció camuflada dentro de un bus abandonado en un parqueadero del barrio Castilla, occidente de Bogotá.
Desde hace 20 días, y con conocimiento de autoridades, EL TIEMPO se dio a la tarea de averiguar por la venta ilegal de pistolas, balas, revólveres y fusiles. Y la conclusión de la reportería callejera es que un ciudadano del común, con un poco de pericia y tiempo, puede contactar a proveedores al menudeo.
"Tengo balas para revólver y puedo conseguir una pistola Colt", aseguró un vendedor de calzado deportivo en San Andresito de la 38.
Los proveedores
Parte del arsenal que ofrecen -a precios hasta un 50 por ciento más bajos que en el mercado legal- entra de contrabando desde Ecuador y por el puerto de Buenaventura (Valle).
El mercado, que tanto preocupa a Petro y a Naranjo, también se nutre de la 'herencia' de armas que 'paras' no entregaron en la desmovilización y de las robadas en viviendas. Así mismo, de las reportadas como perdidas por empresas de vigilancia de todo el país. En los últimos tres años estas empresas han denunciado un faltante de 1.407 y buena parte se concentran en cinco firmas, hoy indagadas por la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad.
El negocio es de tal calibre que, del 2010 para acá, la Policía de Bogotá ha desarticulado nueve bandas y aprehendido a 25 personas dedicadas a traficar armamento.
A pesar de los esfuerzos, solo en Bogotá, 232 personas han perdido la vida este año por impactos de bala.
De esos casos y en plena restricción, varios fueron actos de sicariato. Entre las víctimas están un ganadero, un esmeraldero, una comisionista de bolsa y un abogado del señalado narco Alejandro Arroyave, la 'Máquina', preso en la cárcel La Picota.
EL TIEMPO estableció que en 14 de los crímenes se encontró el arma homicida en el lugar de los hechos. Y, tras someterlas a análisis, se concluyó que 11 eran ilegales y tres tenían salvoconductos al día.
Este dato confirma cálculos de expertos en seguridad ciudadana, como Hugo Acero -asesor de tres administraciones de Bogotá-, según los cuales por cada arma legal habría tres ilegales circulando por la capital del país.
Negocio, blindado
Al respecto, el Departamento Control Comercio de Armas (DCCA) -entidad militar encargada de aprobar los permisos- manifestó que las armas con salvoconducto en la capital alcanzan 245.000.
Esto significaría que las ilegales pueden ser alrededor de 735.000.
De hecho, en las bodegas de las cinco Unidades de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía en Bogotá y en el depósito de la Policía Metropolitana hay más de 5.000 decomisadas, a la espera de que los casos en que fueron usadas se resuelvan para pasar luego a custodia del Ejército, encargado de destruirlas.
En solo esta semana, el DCCA fundió 12.848 armas incautadas en varias ciudades y el año pasado fueron 42 mil.
Sin embargo, la acumulación en los depósitos preocupa a funcionarios del alto Gobierno, que sospechan que de allí pueden estar saliendo algunas para reponer las que se les pierden a vigilantes y hasta a miembros de la Fueza Pública o para venderlas a delincuentes.
Para completar el panorama, esta actividad ilegal parece a prueba de capturas. Autoridades le reconocieron a EL TIEMPO que ya están libres más de la mitad de los 660 retenidos este año en la capital por porte ilegal.
La razón: aunque el delito ya no es excarcelable, hay atenuantes que aprovecha la delincuencia para no quedar tras las rejas.
Los jueces de garantías están otorgándoles la libertad condicional o domiciliaria cuando no presentan antecedentes o demuestran que no son un peligro para la sociedad. El beneficio también procede cuando el detenido demuestra arraigo, es decir, suministra datos precisos sobre su domicilio.
A pesar de esa laxitud de la norma -que para otros es parte de las garantías del sistema-, el Inpec asegura que hay más de 25.616 personas presas por porte ilegal en todo el país.
La cifra representa el 25 por ciento del total de la población carcelaria y ha crecido en más de 4.172 personas (16,2 por ciento) con relación al 2010.
Por todo este diagnóstico, no se descarta que Bogotá sea la primera en pedir que se adopte una prohibición permanente al porte de armas y que otras ciudades tomen rápidamente su ejemplo.
'Homicidio con arma de fuego va en caída libre'
El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, espera que este martes la Brigada XIII anuncie si acepta su solicitud formal de ampliar por seis meses adicionales la veda del porte de armas en la capital.
¿Cuáles son sus argumentos?
En el Consejo de Seguridad de la semana pasada demostré cómo los homicidios con arma de fuego van en caída libre. En febrero bajaron 21 por ciento con relación al 2011. Marzo fue un mes difícil, pero logramos un 13 por ciento y aunque abril no ha terminado, va en cerca del 30 por ciento.
¿Cómo probar que esa caída libre se deba a la veda en el porte?
Difícilmente se puede probar, pero la mayoría de homicidios con arma de fuego no se están presentado en lugares públicos. Ahora tenemos una preocupación por las armas blancas.
¿Está investigando en qué lugares se venden las armas ilegales que circulan por Bogotá?
Sí. Hay dos investigaciones en curso por parte de la Policía para complementar la política pública que estamos formulando. Por un lado se está mirando el mercado de las armas ilegales. Y queremos saber cómo ese mercado se está nutriendo con armas legales. Por ejemplo, se alimenta del robo en atracos a residencias e incluso a los vigilantes. Y estamos revisando qué pasa en los armerillos con las armas decomisadas.
El diálogo con el proveedor
Vendedor: A las 11 de la mañana lo espero aquí y no lo pongo a perder tiempo, le entrego eso ahí mismo y listo, amigo.
Periodista: Pero qué puede entregar (...) las dos cajas que habíamos acordado, de (revólver) 3.8.
Vendedor: Dos de tres con ocho sí hay (...). Tres cuarenta, a 170 cada caja.
Periodista: Pero me habías dicho que a 150.
Vendedor: Bueno, mijo, hágale, hágale.
Periodista: Vos habías hablado de la (pistola) Colt. ¿Es posible?
Vendedor: Mañana cuadramos.
Así se mueve el 'mercado del plomo'
Según oficiales de inteligencia, la venta pesada de armas ilegales en Bogotá se mueve en el barrio San Bernardo (centro de la ciudad), el llamado Bronx, el barrio 7 de Agosto -camuflada en locales de autopartes-, la plaza de Corabastos y algunas compraventas de la zona de Chapinero.
Pero para llegar a esos vendedores de 'grandes ligas' se necesita tener un enlace que haga el contacto.