De ellos, 16,4 millones son pobres, mientras que 5,4 millones viven en la indigencia; Dane estudió qué comen estas personas.
Los hogares pobres en Colombia están compuestos por cuatro personas e ingresos máximos de $848.316 en el 2010 y en general, según el Dane, las familias más pobres del país están compuestas por dos adultos mayores de 25 años, un menor de un año y joven con menos de 24 años.
Además, de acuerdo con las características detectadas por el Dane, cuyo director, Jorge Bustamante, dará a conocer el 7 de mayo las cifras de pobreza e indigencia del 2011, tres de cada cuatro jefes de hogar son hombres y una proporción similar de sus cónyuges se dedica a los oficios hogareños.
En dos de cada cinco de esos hogares, una persona trabaja al tiempo que en uno de cada tres hay dos personas ocupadas.
La mayoría de los jefes de estas unidades (46 por ciento) son obreros o empleados del sector privado, seguidos, con el 37 por ciento, por los que se desempeñan como trabajadores por cuenta propia, que otras investigaciones sitúan a la mayoría como informales.
Con la información que el Dane revelará dentro de 13 días y que incluirán el nuevo Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) se comenzará a medir los primeros resultados de la política económica y social del presidente, Juan Manuel Santos.
En el 2010, la pobreza medida según el ingreso monetario individual fue de 37,2 por ciento del total de la población y cobijaba a 16,4 millones de colombianos, mientras que la pobreza extrema o indigencia azotaba al 12,3 por ciento, es decir, 5,4 millones de personas.
Por lo limitado de los ingresos hogareños (los hogares urbanos destinan alrededor del 34 por ciento a la compra de alimentos y los rurales, el 62 por ciento), apenas 4 por ciento (1 de cada 25) tiene carro, porción que se eleva a 14 por ciento tratándose de moto (quizás porque, en general, estos vehículos son baratos y hay muchas facilidades para comprarlos), pero solo el 8 por ciento posee computador.
El Dane no solo ha identificado esas líneas gruesas de los hogares pobres, sino que ‘se les metió a la cocina’ para saber qué comen, que en términos técnicos equivale a averiguar cuál es su canasta básica de alimentos.
Para los hogares pobres urbanos, siguiendo los lineamientos de calorías de la FAO y criterios de selección del Dane, se definió una canasta básica de 39 alimentos y para los rurales, de 42 alimentos, en las que hay muchos productos de consumo común, pero también aquellos que solo aparecen en la mesa de una zona y no en la de la otra.
En la canasta urbana y rural están el arroz para seco, pastas para sopa y seco, pan corriente, carne de res, de gallina y pollo, pescado, huevos, queso campesino, plátano verde, papa común, azúcar, café molido, chocolate en pastillas, entre otros.
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