Este miércoles #soycriminial y #holadictatura son unos de los hashtag más populares en Twitter español. Este domingo hay convocada en España una manifestación masiva de protesta contra el proyecto de la reforma del Código Penal planteado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Si prospera el proyecto, presentado el 11 de abril ante el Parlamento nacional, una protesta masiva como la primavera árabe tiene pocas posibilidades de prender en España.

En concreto, el documento tipifica la organización de manifestaciones callejeras “cuya finalidad sea alterar gravemente el orden público” como un delito sujeto a derecho penal. Según el texto los responsables podrán ser sentenciados a dos y más años de prisión. Tomando en cuenta la experiencia de Oriente Próximo y África del Norte, el texto acentúa que la convocatoria de actos a través de internet será penalizada igualmente.

El texto estipula la responsabilidad de los manifestantes que protesten pacíficamente si ignoran los llamamientos de la policía a dispersarse. Díaz pretende, además, tipificar como delito de atentado a la autoridad la resistencia, sea ésta pasiva o activa, y como delito de desorden público los supuestos en los que se irrumpa en establecimientos públicos o se obstaculice el acceso a los mismos.

Estas medidas son necesarias ante "la espiral de violencia" protagonizada por colectivos antisistema, según el ministro. "En Barcelona se ha puesto de manifiesto que hay radicales y violentos que usan esos eventos para actuar como auténticas guerrillas urbanas, y junto a Justicia preparamos una respuesta del Código Penal adecuada a la agresión a la sociedad que se produce", esgrime el ministro, en referencia a la jornada de huelga general en la capital catalana. Los disturbios que se produjeron en aquel entonces se saldaron con 74 detenidos y unos 130 heridos, 48 de ellos policías. Los manifestantes causaron destrozos en el mobiliario urbano por valor de medio millón de euros.

A lo largo de los últimos años, los españoles salen sistemáticamente a las calles para protestar por el aumento del desempleo y las políticas económicas del Gobierno. El movimiento de ‘los indignados’, el 15-M, cobra cada vez más influencia y envergadura. Según comentan los analistas, si se tiene en cuenta que las autoridades del país acaban de aprobar un paquete de medidas de austeridad muy impopulares entre la población, es muy probable que en un futuro inmediato las protestas callejeras se intensifiquen.