'Revertx-sazo'

Por: Aura Lucía Mera

Me divierte la polémica del Revertrex. Del reversazo que le dieron los del Invima

De las pataletas de la diva, de toda la atención que se le pone a una pingüe crema o pastilla “que da la eterna juventud”, que detiene el tiempo, que lo hace aparecer a uno con la boca en moñitos, la cara templada y el rictus en los labios de Amparito. Aprovecho para decir que Yo me llamo no lo veo ni porque que me obliguen los torturadores oficiales.

A propósito, transcribo un poema titulado Cirugía plástica, escrito por mi hermana María Cristina, quien ya murió, en un libro publicado por Colcultura en el año 1979. Poema que todavía me golpea y es mi pauta en la vida:

“Cortar la piel y recoserla / Estirar los músculos, cercenar las venas / Achinar los ojos, subir los senos / Ser una joven falsa. ¿Me hará feliz?/ ¿Y quien hará la cirugía plástica de mi alma?/ De mi memoria / De lo que mis ojos han visto / De lo que mis labios han reído / De lo que mi ser ha presenciado con su existencia / ¿En el tiempo? / Tal vez la anestesia / Se extienda a los recuerdos / Y pueda adormecer / La imagen de los amigos muertos / De los que sin haber llegado / A la mitad de la lucha / Sucumbieron / De los que encallaron / De los que partieron /¿Qué clase de cirugía me puede hacer desandar lo andado? / ¿Me hará feliz hacer de mi cuerpo una mentira? ¿Porque no corresponde a mi alma, a lo vivido, lo gozado a lo sufrido? / No creo / Creo que la única cirugía plástica / Es el amor a la vida / A lo simple. Al impudor / De llevar con sencillez / Las marcas dejadas en el rostro / Por las lágrimas / De las batallas perdidas / Y en los labios las de la risa burlona / De las batallas ganadas / Y en el vientre / Y en los senos / El honor un poco flácido / De haber gestado de haber dado a luz / De haber hecho el amor / Con ganas / O sin ganas / Creo. Sí / Firmemente creo / Que no hay más cirugía plástica / Que el amor”.

A todos aquellos lectores y lectoras, porque la cirugía plástica es asexuada, andrógina, simplemente les digo, con respeto, que se unten lo que quieran y se corten y estiren lo que quieran. Que se vayan convirtiendo como aquellas cabezas reducidas de los aucas, si eso los hace felices. Sería recomendable que se vieran bien en un espejo. Pieles templadas, sin brillo, cicatrices detrás de las orejas, labios hinchados a la fuerza, rostros hieráticos porque a la piel ya no le permiten sonreír, miradas fijas como del mas allá. Manos que contradicen el rostro.

Creo, honestamente, que la única cirugía es la que hacemos al alma, reconociendo errores, trabajando rencores, aprendiendo humildad, desapegándonos del consumismo, conectándonos con los árboles, mandándole besos a la Luna, mirando la fugacidad de algunas estrellas que nos regalan de vez en cuando todo su fulgor. Aprehendiendo el instante. Agradeciendo el milagro de estar aquí, aunque seamos un instante en el cosmos.

Creo que ningún Revertrex ni pócima parecida puede regalarnos esta sanación

Fuente: El Espectador