Respuesta: Del anticapitalismo y el ecologismo como alternativa política Pero existe todavía hoy una gran desconfianza y escepticismo hacia la actividad política por parte de la mayoría de activistas de izquierdas, como resultado del balance de las experiencias fallidas del siglo XX. Aunque el propio contexto político, la crisis, las dificultades de las resistencias sociales van planteando poco a poco la conveniencia de construir una alternativa política y no limitarse sólo a la actividad social.
La necesidad de construir una alternativa es el debate que tenemos que colocar en la vida política, social y cultural de la izquierda en el Estado español. Y la alternativa que tenemos que construir es una alternativa de ruptura, una alternativa de lucha, no un proyecto político que tenga como objetivo gestionar lo existente.
A menudo, desde diferentes corrientes de izquierdas, se ha intentando conciliar la lógica institucional y la lógica de la transformación: defendiendo la idea de "partido de lucha y partido de gobierno", pero las experiencias prácticas han demostrado que esto es totalmente contradictorio y acaba conduciendo a la izquierda a una deriva institucional y de gestión.
Hoy en día hacer políticas de izquierdas significa enfrentarse a la lógica del capital, a una lógica que ni siquiera permite hacer pequeñas reformas. Se trata de trabajar para empezar a abrir una brecha en el sistema político, acumular fuerzas e ir generando las condiciones para conseguir una mayoría social favorable a un cambio de modelo.
El objetivo de la izquierda debe ser tomar el poder “sin dejarse tomar por el poder”, sin quedar atrapado por el mismo, como afirma a veces Olivier Bensancenot. Trabajar para organizar la resistencia, movilizar a la sociedad, ir haciendo avanzar las ideas anticapitalistas y construir un proyecto alternativo que algún día pueda ser hegemónico y llevar a cabo una política de transformación real.
Para concluir. La crisis de civilización actual nos coloca ante grandes desafíos. Es preciso reconocer que no tenemos recetas mágicas ni pócimas milagrosas para cambiar el sistema, como afirmaba el filosofo francés Daniel Bensaïd, “no nos engañemos, nadie sabe cómo cambiar el mundo”. Pero tenemos algunas pistas de cómo hacerlo y algunas hipótesis de trabajo: se empieza por indignarse, luego rebelarse y actuar colectivamente.
Y en esta senda de recorrido incierto sobre cómo cambiar el mundo, la obra de personas como José Saramago, son, sin duda alguna, una buena referencia para orientarnos y no perdernos en el camino. Por: Esther Vivas
__________________ " Guárdeselo, yo vine por el dinero del banco, no por el suyo." |