La ONU ilustra las consecuencias de la represión del Gobierno de Al Assad. Casi 10.500 personas han perdido la vida, y más de 700 son niños, según datos de gobernaciones. La región más castigada es Homs










Cada punto rojo señala el lugar donde se ha registrado una huelga, una protesta, o un episodio de violencia. La mayoría se distribuyen a lo largo del noroeste del país, cerca de la frontera con el Líbano. En gran parte de esa zona la mayor parte de la población es alauita, mientras que en el resto del país predominan los sunitas.

También en estas regiones pueden verse los campos de refugiados que sobre la frontera sirven de refugio a los sirios que abandonan sus casas. En cambio, la mayor parte de los muertos pertenecen a Homs, en el centro del país. Casi un tercio de todas las víctimas, 3445, proceden de allí.

También la vecina Hama ha sido muy castigada. Allí han muerto casi 1.500 personas, un poco más que en la región de Idleb, azotada por las revueltas, y el doble de todas las que han muerto en la provincia de Rif Rimash, más al sur, donde está la capital de Damasco.

Sorprendente es también la cantidad de fallecidos en Dama, una provincia pequeña al suroeste del país pero que aporta más de 1.000 muertos al balance final de víctimas.

El mapa elaborado por el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones recoge la información ofrecida por las gobernaciones y por los campos de refugiados y actualiza cada semana los datos sobre este mapa que resumen de un pantallazo la crisis social y humana de un país en guerra.

No es extraño encontrar que la inmensa mayoría de los muertos son hombres. El Ejército Sirio Libre (ELS), que reúne a soldados desertores de las fuerzas de seguridad oficiales, ha contribuido a la militarización del conflicto. De los 10.462 personas que han muerto desde el 18 de marzo, 9.469 son hombres. Pero los otros mil muertos son mujeres (317) y niños (676).