Este debate es muy interesante.

Pienso que la legislación penal colombiana podría contemplar la pena de muerte, apoyada en el principio de proporcionalidad de la pena. Sería pues la muerte retribución justa en los delitos de homicidio, y otros que resulten en la muerte de seres humanos (caso del terrorismo, etc.), ya que estaríamos pagando muerte con muerte, mientras que si aplicáramos pena de muerte a un violador de niños, cuando no hay pena de muerte para homicidas, tendríamos un desbalance jurídico demasiado ridículo.

La discusión ha tomado un giro ostensiblemente sentimentalista en Colombia con los grupos indignados en favor de los derechos de los niños, que por no presentar argumentos sólidos, no han logrado peso en la eventual aprobación de su iniciativa. Estos proyectos no prosperan porque se basan en posturas demagógicas que son fácilmente rebatidas en las discusiones jurídicas en el Congreso y la Corte Constitucional.

Pienso que para lograr proteger los derechos de los niños a través de la pena de muerte, primero debemos otorgar esa pena a delitos de mayor entidad. No se pone en duda que los niños son el patrimonio más relevante de la sociedad ni que todo abusador de niños está llamado a ser rechazado por el grupo humano, pero un homicidio sigue siendo una mayor ofensa, tanto pública como privada, que un caso de acceso carnal violento. Tal vez si abordan la discusión desde ese punto de vista, llegue a haber pena de muerte para violadores de niños en Colombia en el siglo XXI.

Conclusión, el que puede lo mucho, puede lo menos. Acá queremos poder lo menos antes que lo mucho.





No obstante lo anterior, me declaro en contra de las penas de muerte y destierro, así como las penas imprescriptibles... no son más que juicios pretendidamente "divinos" que impiden a los individuos toda posible redención social.
Que el sistema penitenciario colombiano no logre la resocialización del reo, es otra cosa.