Denunciante Bronce
 |  La guerra de Assad contra los médicos
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 | La guerra de Assad contra los médicos
El régimen sirio niega asistencia a los heridos en las manifestaciones y asesina a los doctores que se la prestan
 «Todos me llaman “doctor”, pero en realidad no soy médico», nos cuenta nuestro interlocutor. «Pero como no tenemos doctores suficientes, soy el que se encarga de los heridos en combate, «explica quien en realidad es un oficial de rango intermedio en la guerrilla del Ejército Sirio Libre.
La ausencia de cuidados médicos es uno de los problemas más graves que afrontan los opositores. Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos han documentado la denegación de auxilio a heridos —en hospitales y en sus propias casas— y las torturas a pacientes. Y los manifestantes cuentan historias aún más siniestras, según las cuales las fuerzas de seguridad han obligado a los médicos a inyectar aire a algunos heridos para provocarles la muerte.
Cada día llega con nuevas bajas, y los opositores, por pura necesidad, han establecido su propia red de hospitales clandestinos. «Los hay en todas las ciudades donde hay protestas», asegura a ABC el falso doctor. En Yebel Zawi solo queda uno, que no se nos ha permitido visitar, por motivos de seguridad. El otro, nos cuentan, fue arrasado por el «Amin Dawla» (la Seguridad del Estado).
Tiroteado
Porque estas prácticas son combatidas a sangre y fuego por el régimen. Hace pocos días, la Policía secreta identificó al joven doctor Brahim Osman como uno de los que trabajaban en un hospital secreto de Damasco. Osman intentó escapar a Turquía. El «Amin Dawla» le siguió el rastro por medio país, hasta que hace cuatro días lo abatieron a tiros cuando intentaba cruzar la frontera. Apenas había cumplido la treintena.
En la zona rebelde existe un único hospital «oficial», en la localidad de Kan Safra, que no ha dejado de funcionar a pesar de la situación. Las carencias de materiales son evidentes. Cuando es posible, los heridos más graves son evacuados a Turquía, en furgonetas que hacen las veces de ambulancias. Los conductores van armados, y en la parte trasera hay siempre al menos un rebelde con una ametralladora, como ha podido constatar ABC.
«Cuando quieren evacuar un herido nos llaman, y enviamos una ambulancia hasta la frontera para traerlos a los hospitales», explica un activista en la ciudad turca de Antakya. Allí, Abu Abdu se recupera de un disparo en la espina dorsal. «Estaba en una manifestación en Hama, llevando una pancarta, y de repente la “shabbiha” (las milicias armadas leales a Assad) nos ametrallaron», nos cuenta. «Me llevaron a un hospital clandestino, pero no pudieron extraer la bala que tenía en la columna. Cuando me desperté estaba aquí, en Turquía. Sé que me trajeron los del Ejército Sirio Libre, pero no tengo ni idea de cómo lo hicieron», asegura.
Abu Abdu ha comenzado a recobrar la movilidad en ambas piernas. Pero lo peor, dice, es que no ha podido contactar con su familia. «Mis parientes no saben que me evacuaron y que estoy vivo», explica, angustiado.
Pero el ejército sirio se esfuerza en cerrar la ruta de escape. «Una vez el ejército interceptó una evacuación, y el herido intentó cruzar solo. Le oíamos gritar al otro lado, pero no podíamos hacer nada», nos dice el activista, afectado por el recuerdo: «Estuvimos así varias horas, oyendo sus gritos en la oscuridad. Luego, al rato, la voz se apagó». FUENTE
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