DeNunCianDo - Ver Mensaje Individual - ¡Indignante! El Papa dice que la violación de niños no es tan malo, era normal en su época

Heráclito · 05-12-2011 , 10:48:17

A pesar de que siempre acudo a las fuentes para comentar, esta vez me fié de una que por lo visto, no tiene la responsabilidad suficiente para leer los materiales y da la noticia a la ligera, tergiversando su esencia.

Gracias al enlace proporcionado por jdbattosai pude leer el documento completo y es bien diferente de lo que dice la página que dio origen a este topic.

En primer término, el líder del catolicismo habla de la decadencia del imperio romano:

“La descomposición de los ordenamientos que sostenían el derecho y de las actitudes morales de fondo, que daban fuerza a aquellos, causaban la ruptura de los márgenes que hasta aquel momento habían protegido la convivencia pacífica entre los hombres.”

Luego la compara con nuestra época para señalar:

“El mundo, con todas sus nuevas esperanzas y posibilidades, está al mismo tiempo angustiado por la impresión de que el consenso moral se está disolviendo, un consenso sin el cual las estructuras jurídicas y políticas no funcionan...”

A renglón seguido habla del poder de Dios y de su acompañamiento en las horas oscuras que se viven con los abusos a menores por parte de miembros de la iglesia católica:

“Por eso hemos sido turbados cuando, precisamente en este año y en una dimensión inimaginable para nosotros, hemos tenido conocimiento de abusos contra menores cometidos por sacerdotes, que trabucan el Sacramento en su contrario: bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le acarrean un daño para toda la vida.”

A continuación habla de la experiencia de una santa para señalar que así mismo:

“El rostro de la Iglesia está cubierto de polvo, y es así como lo hemos visto nosotros. Su vestido está desgarrado – por culpa de los sacerdotes.”

Para luego preguntarse por qué se llegó a este estado de cosas:

"Debemos preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo más posible la injusticia cometida. Debemos preguntarnos qué era equivocado en nuestro anuncio, en toda nuestra forma de configurar el ser cristiano, de manera que una cosa semejante pudiera suceder. Debemos encontrar una nueva determinación en la fe y en el bien. Debemos ser capaces de penitencia. Debemos esforzarnos en intentar todo lo posible, en la preparación al sacerdocio, para que una cosa semejante no pueda volver a suceder."

Precisa entonces que todos son conscientes “de la particular gravedad de este pecado cometido por sacerdotes y de nuestra correspondiente responsabilidad”, para luego explicar el contexto histórico en el que sucedieron estos aberrantes hechos:

“Existe un mercado de la pornografía que afecta a los niños, que de alguna forma parece ser considerado por la sociedad cada vez más como algo normal. La destrucción psicológica de niños, cuyas personas son reducidas a artículo de mercado, es un espantoso signo de los tiempos”

Obsérvese. No está de acuerdo como se dice en el artículo que tergiversa el escrito. Por el contrario, examina la sociedad y lo ve como un signo espantoso de decadencia, que los mismos obispos del tercer Mundo ven y denuncian:

“Escucho de los obispos de países del Tercer Mundo una y otra vez que el turismo sexual amenaza a una generación entera y la daña en su libertad y en su dignidad humana.”

Habla también de la droga y de los excesos de la sociedad como respuesta a una libertad mal entendida que al final es “anulada del todo”, para asegurar que para oponerse a “estas fuerzas” hay que “echar una mirada a sus fundamentos ideológicos”:

“En los años 70, la pedofilia fue teorizada como algo totalmente conforme al hombre y también al niño. Esto, sin embargo, formaba parte de una perversión de fondo del concepto de ethos. Se afirmaba – incluso en el ámbito de la teología católica – que no existían ni el mal en sí ni el bien en sí. Existirían sólo un “mejor que” y un “peor que”. Nada sería de por sí bueno o malo. Todo dependería de las circunstancias y del fin pretendido. Según los fines y las circunstancias, todo podría ser bueno o también malo. La moral se sustituyó por un cálculo de las consecuencias y con ello dejó de existir.”

Como se ve Benedicto XVI habla de la perversión de la ética (ethos) con esta interpretación dada en los setenta de la pedofilia e incluso rechaza la ambigüedad dada por la teología al bien y al mal, señalando que la moral dejó de existir al ponerla a depender de las consecuencias, algo muy diferente a lo que se pretende informar con el artículo que se comenta.

Termina diciendo que hay que seguir las enseñanzas de Juan Pablo II que luchó contra estas interpretaciones volviendo a la doctrina original de la Iglesia.

No todo es color de rosa. Errores hubo y graves. En un comienzo se trataron de ocultar los abusos con arreglos económicos y traslado de los pedófilos o en algunos casos retirándolos de sus obligaciones, buscando resolverlo todo dentro de la institución. Pero el escándalo obligó a la Iglesia a pronunciarse públicamente, reconocer su culpa y poner los correctivos necesarios.

Todo esto es cierto, pero a cada quien lo suyo. Lo que no se debe permitir es tergiversar las cosas como se hace en el artículo que originó este topic.

05-12-2011 , 10:48:17	#24
Heráclito Denunciante Épico Me Gusta Estadisticas Mensajes: 30.198 Me Gusta Recibidos: 22245 Me Gustas Dados: 15298 Ingreso: 19 jun 2011 Temas Nominados a TDM Temas Nominados 135 Temas Ganadores: 0 Reputacion Poder de Credibilidad: 598 Puntos: 1140630 Premios Recibidos Total De Premios: 8	Respuesta: ¡Indignante! El Papa dice que la violación de niños no es tan malo, era normal en su époc A pesar de que siempre acudo a las fuentes para comentar, esta vez me fié de una que por lo visto, no tiene la responsabilidad suficiente para leer los materiales y da la noticia a la ligera, tergiversando su esencia. Gracias al enlace proporcionado por jdbattosai pude leer el documento completo y es bien diferente de lo que dice la página que dio origen a este topic. En primer término, el líder del catolicismo habla de la decadencia del imperio romano: “La descomposición de los ordenamientos que sostenían el derecho y de las actitudes morales de fondo, que daban fuerza a aquellos, causaban la ruptura de los márgenes que hasta aquel momento habían protegido la convivencia pacífica entre los hombres.” Luego la compara con nuestra época para señalar: “El mundo, con todas sus nuevas esperanzas y posibilidades, está al mismo tiempo angustiado por la impresión de que el consenso moral se está disolviendo, un consenso sin el cual las estructuras jurídicas y políticas no funcionan...” A renglón seguido habla del poder de Dios y de su acompañamiento en las horas oscuras que se viven con los abusos a menores por parte de miembros de la iglesia católica: “Por eso hemos sido turbados cuando, precisamente en este año y en una dimensión inimaginable para nosotros, hemos tenido conocimiento de abusos contra menores cometidos por sacerdotes, que trabucan el Sacramento en su contrario: bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le acarrean un daño para toda la vida.” A continuación habla de la experiencia de una santa para señalar que así mismo: “El rostro de la Iglesia está cubierto de polvo, y es así como lo hemos visto nosotros. Su vestido está desgarrado – por culpa de los sacerdotes.” Para luego preguntarse por qué se llegó a este estado de cosas: "Debemos preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo más posible la injusticia cometida. Debemos preguntarnos qué era equivocado en nuestro anuncio, en toda nuestra forma de configurar el ser cristiano, de manera que una cosa semejante pudiera suceder. Debemos encontrar una nueva determinación en la fe y en el bien. Debemos ser capaces de penitencia. Debemos esforzarnos en intentar todo lo posible, en la preparación al sacerdocio, para que una cosa semejante no pueda volver a suceder." Precisa entonces que todos son conscientes “de la particular gravedad de este pecado cometido por sacerdotes y de nuestra correspondiente responsabilidad”, para luego explicar el contexto histórico en el que sucedieron estos aberrantes hechos: “Existe un mercado de la pornografía que afecta a los niños, que de alguna forma parece ser considerado por la sociedad cada vez más como algo normal. La destrucción psicológica de niños, cuyas personas son reducidas a artículo de mercado, es un espantoso signo de los tiempos” Obsérvese. No está de acuerdo como se dice en el artículo que tergiversa el escrito. Por el contrario, examina la sociedad y lo ve como un signo espantoso de decadencia, que los mismos obispos del tercer Mundo ven y denuncian: “Escucho de los obispos de países del Tercer Mundo una y otra vez que el turismo sexual amenaza a una generación entera y la daña en su libertad y en su dignidad humana.” Habla también de la droga y de los excesos de la sociedad como respuesta a una libertad mal entendida que al final es “anulada del todo”, para asegurar que para oponerse a “estas fuerzas” hay que “echar una mirada a sus fundamentos ideológicos”: “En los años 70, la pedofilia fue teorizada como algo totalmente conforme al hombre y también al niño. Esto, sin embargo, formaba parte de una perversión de fondo del concepto de ethos. Se afirmaba – incluso en el ámbito de la teología católica – que no existían ni el mal en sí ni el bien en sí. Existirían sólo un “mejor que” y un “peor que”. Nada sería de por sí bueno o malo. Todo dependería de las circunstancias y del fin pretendido. Según los fines y las circunstancias, todo podría ser bueno o también malo. La moral se sustituyó por un cálculo de las consecuencias y con ello dejó de existir.” Como se ve Benedicto XVI habla de la perversión de la ética (ethos) con esta interpretación dada en los setenta de la pedofilia e incluso rechaza la ambigüedad dada por la teología al bien y al mal, señalando que la moral dejó de existir al ponerla a depender de las consecuencias, algo muy diferente a lo que se pretende informar con el artículo que se comenta. Termina diciendo que hay que seguir las enseñanzas de Juan Pablo II que luchó contra estas interpretaciones volviendo a la doctrina original de la Iglesia. No todo es color de rosa. Errores hubo y graves. En un comienzo se trataron de ocultar los abusos con arreglos económicos y traslado de los pedófilos o en algunos casos retirándolos de sus obligaciones, buscando resolverlo todo dentro de la institución. Pero el escándalo obligó a la Iglesia a pronunciarse públicamente, reconocer su culpa y poner los correctivos necesarios. Todo esto es cierto, pero a cada quien lo suyo. Lo que no se debe permitir es tergiversar las cosas como se hace en el artículo que originó este topic.