El Colombiano, Medellín
Editorial
23 de noviembre de 2011
La delicada situación que se presenta en 10 troncales, por donde se movilizan las exportaciones del país -a falta de otros sistemas de comunicación entre las capitales y los puertos- requiere de un Presidente que esté aquí, en mangas de camisa, haciendo frente a una emergencia que bien puede frenar la marcha de la economía y ponernos a patinar, en materia de inflación, al cierre del año.
La calamidad pública que registran varias regiones por el invierno y la situación que representa para la marcha del país el bloqueo de 10 vías nacionales, no parecen estar siendo atendidas con el carácter de emergencia que la gravedad reclama, pese al anuncio de recursos adicionales por 35 mil millones de pesos. Y no es la acción adecuada porque ante el crítico panorama que deja la segunda temporada invernal, ni antes ni ahora, el Gobierno previó los planes de contingencia necesarios, en materia de contratación de obras, asignación de recursos a las regiones y disposición de maquinaria y personal, para atender los daños ocasionados en el país por las incidencias del fenómeno climático de La Niña, por segundo año consecutivo.
El transporte de mercancías en departamentos como Antioquia, Atlántico, Boyacá, Bolívar, Cundinamarca y Huila, está prácticamente a punto de colapsar por los cierres totales y parciales de sus principales vías, además de decenas de carreteras secundarias y terciarias que tienen bloqueadas y aisladas a sus zonas rurales. Razón tienen los transportadores al exigir del Gobierno la adopción de una "emergencia vial generalizada" para enfrentar las dificultades de este sector y que obviamente repercutirán en la marcha de la economía, afectando a todos los colombianos.
La delicada situación que se presenta en 10 troncales, por donde se movilizan las exportaciones del país -a falta de otros sistemas de comunicación entre las capitales y los puertos- requiere de un Presidente que esté aquí, en mangas de camisa, haciendo frente a una emergencia que bien puede frenar la marcha de la economía y ponernos a patinar, en materia de inflación, al cierre del año.
Pero es obvio que la emergencia no sólo afecta el transporte y por ello es necesario reclamar el mismo tratamiento para apoyar a los habitantes de 358 municipios, de 28 departamentos. Las continuas lluvias que se han presentado desde septiembre dejan ya más de un centenar de muertos y 328.322 personas afectadas, además de 372 casas destruidas. En Antioquia la situación se torna crítica en unos 20 municipios, en especial, en las poblaciones ribereñas del Cauca, desde La Pintada hasta Caucasia.
Al Gobierno le está faltando previsión. Sin contar con que sus programas para enfrentar el invierno tienen baja ejecución y agilidad para la atención y rehabilitación de las zonas afectadas. Algunos gremios han cuestionado el incumplimiento en el inicio de las obras anunciadas y organismos como la Contraloría han revelado falta de coordinación local, departamental y nacional con respecto a la construcción de las obras de mitigación, además de las contradicciones en torno a la asignación de recursos y la ejecución de proyectos, entre el Ejecutivo central, alcaldías y gobernaciones.
Los expertos en temas ambientales han advertido con claridad que Colombia está en una zona de alta sensibilidad al cambio climático. Los efectos que estamos viviendo nos hacen creer que el país tendrá que convivir con circunstancias extremas. Pero el Gobierno no está actuando en consecuencia con ello y ni en sus programas, ni en las obras propuestas en el Plan Nacional de Desarrollo están las estrategias o los cambios estructurales que hagan pensar que la reconstrucción del país empieza a tomarse en serio.