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Denunciante Mítico
 |  Sarima Iburamo .... Salio A Vender Bananas y Nunca Volvió
Calificación: de
5,00
 | Sarima Iburamo tenía doce años. El 12 de octubre de 2002 se dirigía desde el barrio de Motomote, donde vivía con su familia, al centro de la ciudad de Namicopo en Mozambique para vender bananas con una amiga, cuando dos jóvenes se acercaron y se prestaron a comprarle toda la mercancía. Sarima se marchó con los jóvenes, mientras su amiga volvía a casa. La niña nunca regresó, ante la desesperación de su familia. Poco después su cuerpo aparecía en un camino.Le faltaban los ojos y tenía un agujero en el cuello, le habían arrancado las entrañas y toda la zona del vientre era un agujero. No hubo investigación forense ni policial. Como su familia era pobre no pudo pagar la cantidad necesaria.
Al igual que Sarima, cada año más de mil niños desaparecen en Mozambique, según datos reconocidos por el propio gobierno el país, para tráfico de órganos, trasplantes o ritos mágicos y satánicos. A pesar de todo, muy pocas voces se han alzado para denunciarlo. Una de estas voces es la de Sor María Juliana, madre superiora del Monasterio Matter Dei de las Siervas de María en Nampula, un convento-orfanato que acoge a más de 60 niños. y que lleva años investigando y denunciando estas dramáticas situaciones.
Ayer, con voz alta y clara y tras contar el caso de Sarima, Sor María Juliana fue desgranando otras historias. Unas con nombres y apellidos, otras por referencias. Eran las historias de numerosos jóvenes de Nampula que han desaparecido o los que han sido asesinados y mutilados en los último años, «en algunos casos sorprende la perfección con que fueron realizadas las mutilaciones genitales», explicó, «e incluso algunos de ellos se les había abierto el cráneo para extraer el cerebro». Es triste, añadió, que después de tantos casos «cuando los niños veían a un blanco corrían a toda velocidad, lo que nunca habíamos observado en treinta años».
Crimen contra la humanidad Por ello, no dudó en calificar de «auténtico crimen contra la humanidad» la situación que se vive en el país africano y de la que ella ha sido testigo. Por ello, hizo un llamamiento a «los organismos internacionales competentes para que hagan todo lo posible para erradicar de una vez para siempre esta situación de crimen organizado». Aunque reconoció que con su defensa por «los más pobres e indefensos» las hermanas se han ganado muchas enemistades, aseguró que «no nos preocupa. Es un caso de conciencia ante Dios y ante la humanidad que no podemos silenciar, aunque haya que dar la vida por este motivo».
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