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armando2007
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Predeterminado Respuesta: Por primera vez, Carlos Duplat cuenta cómo lo torturaron

El carcelazo

Carlos Duplat integró el Movimiento 19 de abril en 1977 cuando lo echaron de la revista de izquierda Alternativa, por creer que era un infiltrado de esta guerrilla. Pero en ese momento aún no lo era. Sí conocía a Jaime Bateman, lo había visto por primera vez en la Universidad Nacional cuando llegaba, oliendo a pólvora y a monte, a realizar con elocuencia alguna tertulia clandestina. Era Bateman quien le filtraba artículos y comunicados a Duplat para publicar en Alternativa, fue Bateman quien lo convenció de integrar el M-19 cuando el país estaba convulsionado.

Misael Pastrana había terminado su mandato como presidente con La Operación Anorí, en agosto de 1973. La acción de la Fuerza Pública más exitosa de la historia en contra del Eln, que casi acaba con esta guerrilla, en la que murió el cura Domingo Laín y el hermano de Fabio Vázquez, el máximo comandante. En ese contexto empieza el gobierno del liberal Alfonso López Michelsen, que ganó en medio de una euforia nacional y decidió jugársela por la paz. Envió dos emisarios para que hablaran con miembros del Eln, que nunca aparecieron, y en cambio aprovecharon esta oportunidad para eludir el cerco militar y refugiarse en el Sur de Bolívar.

Esto molestó tanto a los militares que se alcanzó a escuchar un ruido de sables. Cuando la situación ya estaba muy tensa, en abril de 1975, López llamó a calificar servicios al comandante de las FF.MM., Álvaro Valencia Tovar. Por su parte, el M-19 ya había dado sus primeros golpes: habían robado la espada de Bolívar, en enero de 1974, y secuestrado y ejecutado al presidente sindical de la CTC, José Raquel Mercado, en febrero de 1976.

La crisis militar sumada a la confrontación con los medios de comunicación debilitó el gobierno de López Michelsen ante la opinión pública. Y por esa razón, en 1976, López acabó su discurso humanista y expidió el Estado de Sitio para ponerse a tono con los militares. Entonces le estalló en las manos el Paro Cívico Nacional, que fue la expresión viva de un pueblo antes silencioso. Bajo su ‘toque de queda’ murieron a manos de la Fuerza Pública varios sindicalistas y estudiantes. Carlos Duplat participó en las protestas. Creía que podía cambiar el mundo.

–Mi familia ya sospechaba que estaba en asuntos raros. Y por estar en uno de esos encuentros clandestinos del M-19 no pude asistir al funeral de papá. Cuando me enteré ya lo habían enterrado. Desde tiempo atrás mi relación era muy distante con ellos, era considerado la oveja descarriadísima.



En pleno rodaje de uno de sus exitosos dramatizados para televisión.

En 1978 sube al poder Julio César Turbay, y sólo un mes después expide el Estatuto de Seguridad. Carlos Duplat empezó a trabajar para Bateman en esas épocas azarosas y dadas sus cualidades como actor, se disfrazó varias veces para burlar la autoridad. Fue coronel y policía por encargo del comandante del M-19. Luego vino la Operación Ballena azul, las torturas, ‘el carcelazo’ en La Picota.

–Mira cómo es la vida, después de que me detuvieron duré 15 días sin ser llevado a una cárcel y el día que me llevaron a La Picota. Mamá vio cómo me bajaban de un camión, esposado, junto a un montón de compañeros. Muchos años después me contó eso.

Por esa época, Doña Virginia ‘la Severa’, como le dice Carlos de cariño a su madre, que murió hace dos meses, estaba haciendo una investigación en La Picota. Era Visitadora de Cárceles y tenía que vigilar los centros de reclusión del país. Ya había criado 12 hijos, enterrado un esposo, y dirigido siete prisiones. Virginia Sanjuán, la misma que recibió de las monjas la dirección de la cárcel de mujeres El Buen Pastor, en Bogotá, se volvió la mamá de todos los presos políticos del M-19. Los cuidó y defendió hasta que la echaron del cargo porque supuestamente había facilitado la fuga del comandante Iván Marino. Lo que ella nunca supo fue que su hijo sí ayudo a disfrazar a Marino, que salió vestido de mayor del Ejército. Luego se volvió la directora del Comité de Presos Políticos y abogó por su hijo más cerca que nunca.

–Duré preso 4 años porque en el Consejo de Guerra me perdonaron 16, cuando vino la amnistía de Belisario Betancur. La cárcel fue una escuela dura pero del carajo. Dirigía un grupo de teatro con el que montamos obras para la visita de los niños los fines de semana. Éramos muchos los detenidos del M-19 y muchos los inocentes. Allí me encontré con unos muchachos que habían hecho teatro conmigo en la Universidad Nacional y fueron recluidos sólo porque su número de teléfono aparecía en una libreta que encontraron entre mis cosas. Los torturaron hasta que confesaron crímenes que ni conocían y por eso pagaron cárcel.

El carcelazo fue ese tercer “milagro” que le cambió la vida a este ateo. Carlos Duplat salió de La Picota y se dedicó enteramente a su teatro, sus guiones y sus papeles de televisión al margen del M-19.



En su casa, Duplat tiene un cuadro que pintó de su esposa en tonos verdes y amarillos.

–Mi andar político me señaló mucho tiempo, cuando salí de la cárcel nadie me daba trabajo. Sobrevivía con $10.000 mensuales que nos daba el Gobierno. Viejos amigos que trabajaban en televisión, como Pepe Sánchez o Jorge Alí Triana, no se atrevían a darme un papel. Así pasaron dos años, hasta que Fanny Mickey me puso de asistente de dirección de una obra en el Teatro Nacional. Todos los días una camioneta de vidrios oscuros parqueaba frente al teatro. Los compañeros, asustados, empezaron a decir: “Carlos, se tiene que ir, mire todos los problemas que nos está trayendo”, pero Fanny se sostuvo y no me sacó.

Luego vino su célebre entrada a la televisión. El éxito creció. Aparecieron días de mucho trabajo al lado de Luz Mariela Santofimio, “una flacuchenta” que conoció a los 12 años por primera vez en Ibagué. No advertía que ella sería el amor que acompañaría su vejez. Pronto el país empezó a reconocerlo como actor y guionista, por novelas como ‘Amar y Vivir’, ‘Los Victorinos’, ‘Rosario Tijeras’ y ‘Tres Milagros’.

Carlos Duplat está sentado en una silla, toma agua aromática, en vez de tinto, porque dice que le sienta mejor. En tres días cumplirá 70 años, dice. Mira con orgullo un retrato de su esposa que pintó en tonos verdes y amarillos. Los recuerdos de esos días revolucionarios y de los tres milagros que le cambiaron la vida se dispersan, se olvidan. Luz Mariela lo apura –la conversación se ha alargado toda la mañana– tienen que seguir escribiendo a dupla un nuevo guión. Un proyecto secreto, una historia enganchadora que los televidentes no podrán dejar de ver.

Enlace: http://www.kienyke.com/2011/10/07/cuando-fui-torturado/

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