El gobierno de Israel está cada vez más solo en la comunidad internacional y los hechos responden a la lógica que cada vez más complica la posición privilegiada que ha tenido Israel en el mundo desde su creación como estado en 1948. A la actual crisis diplomática se le suma el posible reconocimiento de Palestina como estado y su aceptación dentro de la ONU la próxima semana, algo que el actual gobierno israelí no está dispuesto a aceptar y que complicaría aún más la diplomacia hebrea en el mundo.
Este mes ha significado un golpe fuerte para la diplomacia israelí. Para comenzar, Turquía, un aliado de muchos tiempos, ordenó la retirada de la misión diplomática de Israel en Ankara luego de que Israel sostuviera su posición de justificar el ataque a la flotilla de navíos que llevaba provisiones a Gaza ya que ,según el premier Benjamin Netanyahu, fue un "legítimo acto de defensa a su país", argumentando que en la flotilla llevaban armamento para los extremistas musulmanes.
Se agravó más la situación israelí en el Medio Oriente cuando el fin de semana pasado miles de protestantes atacaron la embajada israelí en El Cairo, una muestra fehaciente del descontento de muchos egipcios con la actual política exterior del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, organismo que rige en Egipto desde el derrocamiento de Hosni Mubarak a comienzos de este año, puesto que han optado por mantener relaciones con Israel. El ataque a la sede diplomática forzó al gobierno de Israel a retirar su misión en Egipto.
Como si las cosas no estuvieran peor, Estados Unidos, país que en otros años fuera aliado incondicional, ha estado distante de Israel desde la elección de Barack Obama. Obama ha sido más enérgico en sus críticas a la construcción de asentamientos para judíos en territorios palestinos, y aunque ha sido partidario de reestablecer las conversaciones entre Israel y la Aurotidad Nacional Palestina, ninguna de las dos partes está de acuerdo en volver a las negociaciones: Netanyahu, inspirado por la ideología nacionalista del Likud, mantiene su decisión de construir más asentamientos, mientras de Mahmoud Abbas considera que el ministro Netanyahu no tiene ningún interés en lograr una paz verdadera.
Israel confía en que la próxima semana Estados Unidos rescate la vieja amistad entre las dos naciones y vete la resolución para el reconocimiento del estado palestino, pero dado el actual deterioro de las relaciones entre las dos naciones el optimismo del gobierno israelí se puede deteriorar.
Este es el momento para que Israel recapacite sobre su política exterior y sobre los errores que han cometido en los últimos años que hoy en día están haciendo que cada vez más el pueblo palestino, que parece ser visto por el gobierno de Israel como un enemigo, tenga más respaldo y más naciones en el mundo aboguen por el derecho de los palestinos a una identidad.