¿Desde hace cuánto viene planeando ser Alcalde de Bogotá?

Eso no estaba entre mis planes. Mi vida es sentarme a estudiar y leer. Me acuesto a la una de la mañana y me levanto a las nueve.


¿Usted de qué vive?


Vivo de contratos, de consultorías, de apoyar organizaciones sociales, de mis libros, de cátedras universitarias... Con eso me cuadro el mes. No tengo ningún problema de dinero, vivo tranquilo con mi actual compañera, no tengo afanes en la vida. Mis hijos, por fortuna, ya tienen definida económicamente su vida.


¿Por qué obra le gustaría que recordaran su alcaldía?


Por disminuir la desigualdad. Los pobres de Colombia viven muy mal. Pero los pobres que menos mal viven son los de Bogotá, porque aquí hay política social. Tengo una serie de propuestas novedosas, como un plan de empleo público, lo que hizo Roosevelt con el New Deal en 1930.


¿Va a llenar la alcaldía de más empleados públicos?

No. Se trata de escoger a la gente que no tiene ninguna posibilidad de conseguir trabajo. Es un desempleo estructural de gente que quiere pero no puede conseguir trabajo. Por ejemplo jóvenes, madres cabeza de familia, personas en situación de discapacidad, desplazados... A esa gente no le da trabajo nadie. Hay que coger a esas personas y ponerlas a hacer servicios comunales, ambientales, que limpien las alcantarillas en verano para que cuando llegue el invierno no se tapen. Eso impacta la economía. Tengo un debate con Juan Carlos Echeverry hace años, porque él me dice que el desempleo lo resuelve el mercado laboral y yo que lo resuelven, además de la demanda, los planes públicos.
Es el modelo del Estado benefactor vs. el motor de la iniciativa privada...
Estamos hablando de gente a la que no van a contratar nunca. Nadie va a ir a buscar a un joven o a una madre de Ciudad Bolívar para llevárselos a trabajar.
¿Cómo sostendría todo ese altruismo? Ojalá funcionara...
Hay cosas buenas del Distrito que no se han mostrado, como las finanzas públicas, que están saneadas. El gobierno distrital tiene 10 billones de presupuesto. Ese plan de empleo público para 30.000 personas vale 140.000 millones de pesos al año: el 1 por ciento del presupuesto distrital. Imagínese la dinámica económica de que esa gente tenga una plata en el bolsillo y pueda ir a la tienda a comprar huevos.
¿Y cómo escogería a los beneficiados?
A través de los comedores comunales, que exigen poner la huella a la entrada. Esas personas necesitan ese plan de empleo público. Son 308 comedores al que están yendo 100.000 personas; 30.000 de esas podrían ser. De ahí saldrían proyectos de agricultura urbana, o personas que hagan los postres del comedor, o los congelados. Hay mucha cosa para hacer. Bogotá es un país. Tres Uruguayes. Casi un Ecuador.
Hace rato no iba hasta los confines de Suba. Se convirtió en una tercera ciudad...
¡Tiene 1'200.000 personas y 150.000 costeños!
Si tiene a mano esa cifra de los costeños, veo que tiene un gran conocimiento de Bogotá...
La he recorrido mucho. Aquí se han inventado una cantidad de paradigmas que no son ciertos. ¡En Bogotá nos tiene fregada la expansión!, dicen. ¿Y usted cómo hace con una ciudad de 8 millones de habitantes? ¿Dónde la mete? No es la expansión sino la expansión y la renovación urbana desordenadas lo que nos ha hecho daño. Se inventan cuentos y a mí me fascina controvertirlos. ¡Que Bogotá está quebrada! No. Me diferencio de los otros candidatos en que tengo un programa de gobierno para ser alcalde, no para ser candidato. ¿Cómo puede este país de 8 millones de habitantes dar un pasito para adelante en cuatro años? Sí hay inseguridad, pero el principal problema de Bogotá es la pobreza y la desigualdad.
Para concluir: si el Polo pierde, no es por falta de candidato.
Eso es correcto. Pase lo que le pase al Polo, no será culpa del candidato.