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 |  Los afros que migran al norte de Chile
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 | Los afros que migran al norte de Chile Por: JUAN CARLOS ULLOA EL MERCURIO (CHILE) ANTOFAGASTA. 27 de Agosto del 2011  La mayoría de los inmigrantes colombianos trabajan en la construcción y el aseo. La mayoría de los colombianos en Antofagasta son negros y desempeñan oficios que los chilenos rechazan. Zamira llegó hace seis años a Chile y hace tres nacieron sus mellizos, Luciano y Rubén, que deambulan por una pequeña casa colgada en los áridos cerros de Antofagasta. Trabaja como reponedora de alimentos, ya recibió su visa de residencia y sus hijos son auténticos chilenos.
Los pequeños son parte de la segunda generación de afrodescendientes, que asiste al jardín infantil Patroncito, del Hogar de Cristo, como parte de su proceso de integración.
En la casa de Zamira viven más colombianos, quienes llegaron a Antofagasta atraídos por los altos índices económicos que registra la región. Vienen de Buenaventura, Cali o Palmira, donde familiares o amigos corrieron la voz de que "en Antofagasta hay trabajo". Ahora, la capital regional vive una abrupta invasión de colombianos: en 300 por ciento aumentó la tramitación de visas de residencia por parte de ciudadanos de Colombia, entre el 2009 y el 2010. Estos constituyen el 40 por ciento de los inmigrantes que regularizan su situación legal, solo desplazados por los peruanos (44 por ciento), y dejaron atrás a los bolivianos (13 por ciento).
Un total de 1.205 colombianos presentaron la solicitud de visa definitiva el año pasado, y en los primeros tres meses del 2011 hubo 640 casos. Fríos números para cuantificar la extrovertida migración de hombres y mujeres que buscan, en compañía de sus hijos, mejores ingresos y que en las calles llaman la atención por su color de piel y su manera de hablar y caminar. Algo similar a lo vivido durante la explotación del salitre en la misma zona. En blanco y negro
Los colombianos ingresan como turistas (por Chacalluta, Arica o directamente en avión, en vuelos procedentes de Lima) y se quedan a trabajar en actividades de baja especialización que los nortinos no están dispuestos a realizar, como servicio doméstico, aseo y construcción.
El alto ingreso per cápita de la II Región (23.000 dólares) y proyectos de inversión minera, que superarán los 56.000 millones de dólares en los próximos años, son poderosos imanes para los inmigrantes. "Ha sido difícil, pero era necesario, porque la situación no está bien... Me han tratado mal y bien, pero no me arrepiento de quedarme en Chile", comenta Zamira, la pequeña morena de Buenaventura.
En la calle Bolívar está el salón de belleza Experty, y allí trabaja Thais, una colombiana blanca que ha sufrido las mismas penurias que sus compatriotas negros, en siete meses de vida en Antofagasta.
En su pueblo natal, Roldanillo, cerca de Cali, estudió enfermería, pero en Chile ha aprendido a maquillar o a hacer manicure para subsistir mientras espera una mejor posición, y esto mismo busca la mayoría
de inmigrantes.
Una luz que ayuda a los inmigrantes
Desde hace tres años, el centro CAI acoge a inmigrantes y los orienta en temas legales, además recibe extranjeros enviados por los tribunales de familia. "La inserción es difícil para los niños, que deben sobrepo- nerse a los estigmas contra la raza negra", dice Jimena Silva, coordinadora en el CAI.
El comercio sexual y el tráfico de drogas son otras actividades que realizan los indocumentados. "Hacemos fiscalizaciones y trabajo en salud para abordar el tema de manera integral", explica el comisario de la PDI, Fernando Moya.
El gobernador Pablo Toloza explica que "para el Gobierno es un tema especial, pero hasta el momento no se ha vuelto incontrolable".
Enlace: http://www.eltiempo.com/mundo/latino...-10240747.html
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